viernes, junio 15, 2012

Los Hermanos Musulmanes auguran “una enorme revolución” si hay fraude

Protestas a las puertas del Tribunal Supremo el jueves. / Daniel Berehulak (Getty)

Lo que hasta ahora había sido una transición política que avanzaba a trompicones, se convirtió este jueves en un caos político y legislativo, que amenaza con incendiar las calles y con poner fin a las aspiraciones democráticas de millones de egipcios. Dos decisiones del Tribunal Constitucional fueron las culpables de que los militares vuelvan a concentrar el poder a 48 horas de las elecciones presidenciales, que debían poner fin a la tutela que ha ejercido el Ejército desde que la caída de Hosni Mubarak.

Mohamed Morsi, el candidato de los Hermanos Musulmanes (que tenían el 45% de los escaños en la Cámara), expresó su descontento con los fallos judiciales pero inmediatamente proclamó que los respeta: "Respeto la decisión del tribunal Supremo porque respeto las instituciones del Estado y la separación de poderes", dijo a una cadena privada de televisión según recoge France Presse.

Estados Unidos tampoco tardó en pronunciarse por boca de su secretaria de Estado. "No puede haber vuelta atrás en la transición a la democracia solicitada por el pueblo egipcio", dijo Hillary Clinton en Washington. También urgió a los militares a que cedan el poder: "De acuerdo con los compromisos que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas ha hecho al pueblo egipcio, esperamos ver una completa transferencia de poder a un Gobierno civil democráticamente elegido". La Junta prometió entregar el poder antes de que comience el mes de julio, una vez celebradas las presidenciales de este sábado y domingo.
La primera sentencia del Tribunal Supremo declara inconstitucional la ley electoral, lo que en la práctica supone la disolución del recién nacido Parlamento y la probable reconquista del poder legislativo por parte de la Junta militar, al menos de momento. La segunda, invalida una ley que impedía a prominentes cargos del antiguo régimen aspirar a la presidencia del país, lo que implica que Ahmed Shafiq, el candidato que encarna el espíritu del dictador Mubarak y que arropa el Ejército, podría convertirse en el primer presidente elegido libremente en Egipto.

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