El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, mantendrá esta tarde una
teleconferencia con los líderes europeos que van a participar la semana
próxima en la cumbre del G-20 en la ciudad mexicana de Los Cabos para
tratar de unificar la postura de la UE ante los temas que van a
debatirse y que en gran medida van a versar sobre el futuro del euro.
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, es quien ha
convocado esta reunión telefónica en la que participarán, además de
Rajoy, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y
los jefes de Estado o de Gobierno de Alemania, Reino Unido, Francia e
Italia: Angela Merkel, David Cameron, François Hollande y Mario Monti,
respectivamente.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha
confirmado que tendrá lugar esta reunión aunque ha descartado que el
Gobierno vaya a pedir una acción contundente del Banco Central Europeo
(BCE) para comprar deuda soberana de España porque "la institución tiene
independencia en la toma de sus decisiones".
A partir de este domingo, cuando se celebran las elecciones en Grecia, van a tener lugar una serie de reuniones al más alto nivel que se presuponen decisivas para el futuro del euro.
Los ministros de Finanzas de la eurozona podrían arrancar este mismo
domingo con una conversación telefónica para analizar el resultado de
los comicios, según han explicado dos fuentes europeas a Reuters.
El lunes, ya en el G-20, los líderes de las principales potencias
económicas del mundo tratarán de consensuar una posición común para el
rediseño de la zona euro. La tarea no va a ser fácil porque los países
que comparten la moneda común tienen aún importantes discrepancias sobre
cómo afrontar este decisivo reto. La canciller alemana, Angela Merkel,
ha vuelto a reafirmarse en su oposición a los eurobonos: "Alemania no
puede sobreestimar su fortaleza porque de otro modo las soluciones serán
peores", ha dicho en una conferencia ante inversores.
Francia e Italia están en este punto algo más próximos a la posición
de España, apoyando una Unión Bancaria y algún tipo de sistema de
mutualización de deuda, como podría ser la creación de un fondo de
amortización común. Pero la canciller de momento no está dispuesta a
tomar decisiones de este tipo hasta que antes haya un sistema más
coordinado de vigilancia y responsabilidad bancaria y fiscal.
Fuente: Diario El Mundo de España
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