La canciller alemana, Angela Merkel, suele insistir en que "si fracasa el euro, fracasa Europa''.
Ahora que la crisis en los 17 países de la eurozona
está a punto de estallar, con la necesidad española de un crédito para
sus bancos y Grecia a punto de abandonar el euro, la atención del
público en el Viejo Continente se dirige a Alemania para ver qué hará
para salvar el euro.
No se puede negar que Merkel quiere conservar la divisa
común. Sin embargo, ello no significa que esté en condiciones de tomar
las arduas decisiones políticas que, según muchos analistas, son
necesarias para lograrlo. La canciller parece estar tironeada entre la
posibilidad de liberar fondos para rescatar el sueño europeo y las
presiones dentro de Alemania.
La decisión que tome será tan crucial para el futuro de Europa como para el de la economía mundial.
La gobernante de la cual depende el futuro de la moneda
común ha puesto de manifiesto dos caras de su personalidad en distintos
momentos cruciales de la crisis.
Como principal defensora de la estabilidad
presupuestaria europea, el año pasado, junto al ex presidente francés
Nicolas Sarkozy, ella fue la arquitecta de una serie de normas rígidas
para el caso de que fueran demasiados los gobiernos que se endeudasen en
exceso.
En cambio, su lado pragmático salió a la luz al aprobar
rescates a los que se había resistido en un principio, empezando por la
ayuda inicial a Grecia, a mediados de 2010.
Ciertamente redunda en los intereses económicos de
Alemania garantizar el futuro del euro. De los 276.000 millones de euros
de Alemania (346.000 millones de dólares) en exportaciones en el primer
trimestre de este año, casi 139.000 millones de dólares fueron a otros
países de la eurozona. Las 27 naciones del bloque cuentan con poco más
de la mitad de sus exportaciones. Por ello, Alemania necesita un mercado
estable en las cercanías.
Es igualmente obvio que Europa necesita a Alemania: el
PBI de 3,3 billones de dólares es un 30% superior al de Francia, la
segunda economía de la eurozona, lo que significa que Alemania cuenta
por sí sola con los fondos para rescatar el euro.
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