Argumentos no nos faltan. Ya se observa nerviosismo en el lado chileno, corroborado por una convocatoria a expresidentes. Cualquiera que sea el resultado, las partes deben respetar la decisión de La Haya. Para ello aceptaron someterse a la Corte. Un ‘no acatamiento’ al fallo sería un gran traspié en la relación bilateral. El caso Nicaragua-Colombia es diferente porque se refiere a delimitación marítima y territorial, pero, además, las vinculaciones económicas, de inversiones y de vecindad entre Perú y Chile son más potentes que las de Colombia y Nicaragua. Incumplir el fallo tendría efectos sustantivos a pesar de las “cuerdas separadas” que funcionan cuando las cosas están en orden, pero no fluyen igual en casos de rebeldía o desacatos.
Fuente. ARTÍCULO DEL DIARIO PERU21 DE LIMA
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