La debacle sufrida por la oposición sólo tiene un atenuante: el triunfo de Henrique Capriles y eso es así por las circunstancias singulares que vive el país ante la enfermedad del Presidente Hugo Chávez. De resto los resultados implican un retroceso en relación con las elecciones del 2008, donde se ganaron cinco gobernaciones con un caudal de votos que porcentualmente luce como muy superior al obtenido ayer.
De esa manera se frena una tendencia al crecimiento sostenido que venía registrando la opción de la unidad democrática a partir del 2 de diciembre del 2007, en eventos electorales de distinta naturaleza, incluyendo los comicios del 7 de octubre, pues aun perdiendo las presidenciales se obtuvo un porcentaje inédito en este tipo de elección que posicionó y consolidó el liderazgo de Capriles.
Pero más allá de justificaciones legítimas como el ventajismo, el uso indiscriminado de los fondos públicos para hacer demagogia y el peso descomunal de un estado-partido petrolero puesto al servicio de sus candidatos, se impone determinar las causas que frenaron un avance que lucía indetenible. Y esa revisión comprende la eficiencia de una Mesa de la Unidad Democrática cuyos miembros no terminan de soldar un frente sólido, claro en su estrategia y convincente en su propuesta.
Esta, se suponía, era la elección no sólo para ganar (llegaba la hora de los líderes regionales), sino para salvar el proceso de descentralización político administrativa que ahora recibe un golpe decisivo de parte del gobierno central, empeñado en reducirlo a la nada y en algunos casos representado por candidatos a quienes el mote de paracaidistas los descalificaba ante las comunidades que pretendían gobernar.
En todo caso la revisión y el análisis debe ser rápido, efectivo y concluyente porque la dinámica política así lo exige y la incertidumbre acerca de nuestro futuro inmediato demanda claridad para redefinir la alianza político electoral, incluyendo la elección de un candidato presidencial porque uno de los escenarios planteados es la celebración de una contienda electoral en el primer semestre del próximo año.
En caso de presentarse un evento de esa naturaleza habría que prepararse para medirse, por primera vez, a alguien que no es Hugo Chávez, motor, fuerza e inspiración de un sistema político que, en su ausencia, sólo propone más incertidumbre acerca de la forma en que debe ser conducido el país.
Fuente. DIARIO EL UNIVERSAL DE CARACAS
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