"No soy de los que abandonan". Así de contundente se presentó hoy el mediador internacional que lleva meses intentando frenar la cruenta guerra de Siria, Lajdar Brahimi, quien en medio de los rumores sobre una posible renuncia admitió que no puede presumir de haber logrado grandes resultados.
"Yo no quería este trabajo, no lo necesito, pero si lo estoy haciendo quizá es por un estúpido sentido del deber", afirmó el representante especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria tras comparecer a puerta cerrada ante los quince miembros del Consejo de Seguridad.
Brahimi, que recogió el verano pasado el testigo que había dejado otro veterano diplomático africano, el ex secretario general de la ONU Kofi Annan, aseguró este martes ante la prensa que el momento en que sienta que su trabajo es "totalmente inservible", entonces no seguirá "ni un minuto más".
'Avergonzado por la falta de progresos'
Brahimi admitió estar "avergonzado" por la falta de progresos, pero al mismo tiempo indicó que ahora el régimen de Bachar al Asad y la oposición se lo piensan dos veces antes de decir que van a ganar la guerra "la próxima semana", e incluso destacó que ambas partes han empezado a hablar de una posible solución política.
El diplomático volvió a reiterar que el Consejo no puede seguir de brazos cruzados mientras los bandos "destrozan" Siria"poco a poco", recordó que a la comunidad internacional no le queda más remedio que seguir ocupándose de esta crisis, e hizo un nuevo llamamiento para que dejen a un lado sus diferencias y actúen "ya".
La "Declaración de Ginebra" acordada en junio pasado menciona en sus puntos principales un "órgano gubernamental con representación de todas las partes para facilitar la transición política en Siria", ante lo cual Brahimi pidió hoy dejarse de "ambigüedades" y pedir un gobierno transitorio "con plenos poderes ejecutivos".
El ex ministro de Exteriores argelino advirtió que tanto el régimen de Al Asad como la oposición están "destrozando" Siria "poco a poco", unas palabras que sabe que "enfadan" a ambos bandos, pero insistió en que "objetivamente están destrozando el país", con el consiguiente riesgo de contagio a la región de Oriente Medio y al resto del mundo.
Coincidiendo con la comparecencia de Brahimi, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, volvió a denunciar la "guerra brutal" del régimen sirio contra su pueblo y abogó nuevamente por una transición sin Al Asad que lleve a una solución "pacífica, incluyente y democrática".
Obama aprovechó también para llamar a la comunidad internacional a que contribuya con más donaciones para ayudar a las víctimas, un día antes de la celebración en Kuwait de una cumbre de donantes convocada por la ONU, que calcula en 1.500 millones de dólares su plan humanitario para los próximos seis meses.
La Casa Blanca anunció una partida adicional de 155 millones de dólares que se suman a los 365 millones de dólares que había comprometido anteriormente, mientras que la Comisión Europea dijo también que aportará otros 100 millones de euros adicionales a los 100 millones ya desembolsados.
Mientras, sobre el terreno, continúan las atrocidades después de confirmarse hoy la aparición de casi un centenar de cadáveres sin identificar en un río que atraviesa la ciudad de Alepo, el bastión de los rebeldes en el norte del país, según informaron distintos grupos opositores y de derechos humanos.
Fuente. DIARIO EL MUNDO DE ESPAÑA
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