Su partido perdió gobernación. Hay polémica por una posible segunda reelección en el 2014.
Asumió la 'lucha antiimperialista' y se subió al tren de Hugo Chávez desde su primer mandato en 2006. Hoy, siete años después, Evo Morales les sigue diciendo 'yanquis' a los estadounidenses y su discurso, inmóvil en el tiempo, ya entró en un periodo de desgaste, para algunos.
El primer presidente indígena de Bolivia inició esta semana su octavo año de Gobierno - el segundo periodo consecutivo más largo en la historia de ese país, tras el del militar Andrés de Santa Cruz (1829-1839)- con un duro revés: el Movimiento al Socialismo (MAS) perdió la gobernación de Beni frente a una coalición opositora, a pesar de que Morales se involucró personalmente en la campaña de su candidata: la ex Miss Bolivia Jessica Jordan.
Según sondeos, en noviembre del año pasado acumulaba un 59 por ciento de aprobación. Tampoco hay que olvidar que llegó a la Presidencia en enero de 2006 con el 54 por ciento de los sufragios, y comenzó su segundo mandato en el 2010 con el 64 por ciento de los votos.
A su favor están las cifras: la pobreza cayó 14 puntos desde que llegó al poder y el desempleo también ha ido en constante descenso. Todo posible gracias a la 'bonanza' que han dejado los altos precios internacionales de las materias primas y los minerales, bases de la economía boliviana. "Ha habido una política de transferencia directa de ese excedente hacia la población, muy criticado (por asistencialista), pero con resultados innegables", explica a EL TIEMPO Marcelo Silva, politólogo de la Universidad de San Andrés en La Paz.
Los masistas ya lo proclamaron candidato, pero Morales no ha dicho si se le apuntaría a una segunda reelección en diciembre de 2014, en contravía de la Constitución de 2009 que él mismo promulgó y que prohíbe la reelección presidencial por más de dos periodos consecutivos. "Si quiere ir a la reelección tendría que buscar un referendo. Dudo mucho que le alcance el tiempo y en todo caso la mayoría de la población boliviana, según las encuestas, no estarían de acuerdo con otra reelección de Morales", agrega Silva.
La triquiñuela jurídica que utilizarían, dice el experto, es que el mandatario no completó su primer mandato, que terminaba en 2010, al haber convocado a elecciones un año antes para 'refundar' el país como Estado Plurinacional bajo la nueva Carta Magna.
De cualquier modo, a las 'flexibles' interpretaciones legales se le suma un MAS inmerso en varios escándalos. El más vergonzoso tiene en prisión preventiva a dos diputados por la violación de una empleada durante una fiesta de la Asamblea de Chuquisaca.
Además, el conflicto en el 2012 con los indígenas del parque nacional Tipnis, por donde el mandatario propuso construir una carretera que afectaría a la reserva, tuvo un alto costo político y debilitó el Presidente como líder y figura indígena.
Tampoco es claro el ascenso de uno de sus hombres en su reemplazo, como podría ser el caso de su vicepresidente, Álvaro García Linera. "El gran pilar del MAS es la figura del Presidente y alrededor de él no ser perfilan otros liderazgos descollantes", agrega Silva.
Para Virginie Laurent, doctora en sociología y docente de la Universidad de los Andes, el tema es más complejo debido a las divisiones internas de los grupos que llevaron a Morales al Palacio de Gobierno. "Tanto el MAS como la masa indígena son en realidad una población numerosa, pero no homogénea. Uno se pregunta hasta qué punto está él dispuesto a hacer frente, no solo a los que siempre han sido sus opositores, sino también a los que surgieron entre sus propias bases de respaldo".
El analista Jorge Lazarte dijo a 'Efe' que, a su juicio, el Presidente está en una situación difícil, pues perdió "a los antiguos aliados, pero tampoco puede ganar nuevos" porque no ha logrado convencer a la clase media ni tampoco "completamente" a los empresarios.
Hasta 2008, Beni, junto con Pando, Chuquisaca y Tarija, eran gobernadas por la oposición, al igual que Santa Cruz, la región más grande y rica de Bolivia. De estas gobernaciones, solo Beni y Santa Cruz quedan en manos opositoras y analistas coinciden en que es muy probable que el próximo año se replique la coalición de grupos opositores que salió exitosa en Beni.
"Si toda la fuerza estatal no logró convencer a un pequeño electorado de 200.000 ciudadanos benianos, es que sus argumentos ideológicos, políticos y electorales se han agotado -escribió el jueves en el diario 'El Deber' de Bolivia el politólogo Carlos Cordero Carraffa-. Por lo tanto, en el escenario electoral de 2014 será muy difícil someter o convencer a millones de electores".
Fuente. DIARIO EL TIEMPO DE BOGOTÁ
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