Si se abre un nuevo proceso de negociaciones, el Gobierno deberá recoger el desafío con responsabilidad y, sobre todo, humildad y profesionalismo
El intercambio de posiciones entre los presidentes de Bolivia y Chile en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) sobre nuestra histórica demanda de recuperar una salida soberana al Pacífico abre la posibilidad, más allá de la retórica, de que se reinstalen negociaciones entre ambas naciones, congeladas desde 2011.
El presidente Evo Morales ha utilizado con elevado grado de resonancia la Cumbre para recordar a las naciones de la región que Bolivia tiene una demanda estructural, que Chile debe escucharla y, sobre todo, aceptarla como tal y, con miras al futuro, buscar acuerdos viables. Como ha señalado, superado el conflicto principal, Bolivia y Chile tendrían un amplio espacio de mutua colaboración que beneficiaría radicalmente a sus pueblos y la región (no en vano, hay que recordar, se declaró la solución de este diferendo como de interés regional en la Organización de Estados Americanos en 1979).
Si este proceso avanza, las autoridades del país deben afinar su estrategia sobre la historia de nuestras negociaciones con Chile. El requisito es revisar con minuciosidad y sentido práctico esa historia y recuperar los evidentes avances que hubo y tratar de comprender racionalmente —es decir, dejando la ideología a un lado— los fracasos que, finalmente, han impedido que Bolivia cuente con esa salida soberana al mar. De hecho, pareciera que esa dinámica podría ser considerada leyendo con atención la intervención del presidente Morales en la cumbre de la Celac, en la que utiliza, precisamente, argumentos registrados en esa historia.
También será conveniente que en la Cancillería —o en la instancia que maneja esta relación— se defina con mayor rigor los argumentos existentes para exigir la reforma del Tratado de 1904 y, sobre todo, tener lista la propuesta de cambio que se debiera introducir en aquél, dejando de lado experiencias que no parecen ser aplicables a nuestro caso, como el diferendo entre Argentina y Gran Bretaña por las islas Malvinas o la devolución de Estados Unidos del canal interoceánico a Panamá.
Asimismo, la falta de apoyo a la postura boliviana en la Celac, al punto que ni siquiera los países de la ALBA lo han hecho, obliga a la Cancillería a redoblar esfuerzos para explicar a los gobiernos de la región y el mundo la posición boliviana y conseguir su solidario apoyo, ya expresado en antiguas gestiones.
En fin, pareciera que se abren las puertas de un nuevo proceso de negociación entre Bolivia y Chile, lo que significa un desafío muy complejo que el Gobierno debe recoger con responsabilidad y, sobre todo, humildad y profesionalismo.
La mayoria de los chilenos estamos esperando seriedad y un mejor manejo en las declaraciones tanto del Sr. Morales, como tambien de las personas que lo secundan; no puede ser que se condecoren a los militares que transgreden la frontera portando armas y falseando declaraciones, sera que los militares bolivianos NO conocen la demarcacion de la frontera ? de ser asi que estan cuidando o vigilando ??, asimismo el Sr. Morales deja claramente establecido, segun su percepcion; que los carabineros tienen algo que ver con los narcotraficantes, todo esto dicho frente a todos los mandatarios presentes; para este sr. creo que tenemos mucha paciencia y parece que el mismo no se da cuenta de que la formula de aprovechar cualquier reunion para que por la via de la ofensa "solicite" al ofendido que lo tomen en serio .... en definitiva, mal asesorado y ademas con el norte perdido, Chile espera que Bolivia hable en serio en algun momento, sobre todo respetando y calibrando sus palabras para de ahi entrar en una conversacion "diplomatica" de mucho entendimiento en el tiempo, falsear la historia no es el camino adecuado, como tambien creer que Chile cambiarà territorio por gas.
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