martes, abril 09, 2013

Santos: Acuerdo de paz, cuestión de meses


Que su obligación como presidente es hacer todos los esfuerzos posibles para poner fin al conflicto armado en el país; que ve una oportunidad real y cada vez más cerca (en meses) para terminar el derramamiento de sangre de manera definitiva; que debemos creer en el futuro y no quedarnos atrapados en el pasado, aferrados a la visión de una Colombia condenada a la violencia; que espera iniciar pronto un proceso de negociación con el Eln y que los diálogos de La Habana con las Farc incluyen la dejación de armas y su reincorporación a la vida civil.
Son algunos de los mensajes que le envió al país el presidente Juan Manuel Santos, anoche en una alocución radiotelevisada en la que enfatizó que la paz no tiene dueño y les dijo a sus críticos que “en lugar de difundir mentiras —como la de que habrá paz con impunidad, pues ni siquiera se ha hablado del tema—, mantengan la cordura”. De paso, ratificó su decisión de que los eventuales acuerdos que se firmen con la guerrilla en Cuba tendrán que ser refrendados, “es decir, aprobados por el pueblo colombiano”.
El jefe de Estado pidió dejar trabajar a los delegados en La Habana, aseguró que el proceso va bien —aunque consideró normal que haya escepticismo entre los colombianos— y enfatizó que además de lograr acuerdos en los cinco puntos de la agenda, “hay que establecer un sistema eficaz de garantías y verificación para que cada quien tenga tranquilidad: lo que se firma, se cumple”. Santos resaltó que las Fuerzas Militares y la Policía están motivadas y fortalecidas y que no cesarán sus acciones ofensivas.
“Hay que resolver de manera inteligente el problema de los cultivos ilícitos y frenar el narcotráfico. Hay que seguir reconociendo y respondiendo a todas las víctimas del conflicto, como ha sido la obsesión de mi Gobierno”, expresó, haciendo alusión a la conmemoración hoy del Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas. Según el primer mandatario, “el mejor homenaje que podemos hacer a los millones de víctimas de la violencia es asegurarnos de que en el futuro no haya más víctimas, que no haya más conflicto, que no haya más sangre ni más lágrimas, que conquistemos la paz”.
Esta conmemoración incluye la realización de la Marcha Nacional por la Paz, la Democracia y la Defensa de lo Público y se da precisamente en medio de las tensiones políticas producto de la discusión entre defensores y detractores a ultranza del proceso de paz, y el rifirrafe por el viaje a Cuba de comandantes de la guerrilla, con la adicional revelación por parte del expresidente Álvaro Uribe de las coordenadas del sitio donde se dio la suspensión de las operaciones militares para facilitar su salida.
A imagen y semejanza de la división que en 2008 suscitaron las marchas del 4 de febrero y el 6 de marzo contra las Farc y el paramilitarismo, respectivamente, en esta ocasión la jornada plantea la polarización social respecto a los diálogos de La Habana. Sólo que esta vez el impulso de la iniciativa constituye un punto de encuentro entre varios sectores políticos tradicionalmente de izquierda democrática y Gobierno. De cualquier manera, una antesala del ambiente que se quiere generar para rodear los diálogos de paz.
Por eso, en desarrollo de un encuentro para diseñar estrategias de aplicación del Sistema Nacional de Reparación y Atención a las Víctimas, el propio presidente Santos fue claro en pedir respaldo al proceso de paz, al tiempo que criticó a quienes “quieren que continuemos matándonos los unos a los otros”. Incluso, calificó de “irresponsable” la actitud del expresidente Uribe de dar a conocer las coordenadas del despeje militar, acusándolos además a él y los sectores que lo rodean en su tarea de criticar el proceso de paz de estar sembrando “cizañas y mentiras”.

Fue tal el revuelo político por la divulgación de las coordenadas por parte de Uribe, que el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, aseguró que quienes filtraron esa información van a tener que responder ante la justicia. El Espectador conoció que ayer mismo empezaron las averiguaciones a nivel interno, que abarcan desde el comando de las Fuerzas Militares en Bogotá hasta las unidades militares situadas en la región de La Macarena (Meta) o los antiguos municipios de la zona de distensión.
La exsenadora Piedad Córdoba se atrevió a utilizar la expresión “ruido de sables” al referirse a los hechos. “Es grave, me huele a golpe de Estado. Es evidente que hay una división en las Fuerzas Militares y esa alianza con Uribe es peligrosa para el país y para el propio presidente, temo por su vida. Hay un ruido de sables”, señaló. Desde el Congreso, el presidente de la Cámara de Representantes, Augusto Posada, pidió una investigación a fondo con el fin de determinar cuál funcionario o alto mando militar es el informante de Uribe. 
El trasfondo del debate fue la salida de nuevos delegados de las Farc para participar en los diálogos con el Gobierno en La Habana, que empezó con el desplazamiento del comandante del Bloque Occidental de las Farc, alias Pablo Catatumbo (ver nota anexa). Una nueva fase en la negociación política que para los opositores del proceso ha sido piedra de escándalo. En contraste, los sectores que defienden el proceso lo han calificado como un paso definitivo hacia la concreción de un acuerdo.

Ayer mismo, el expresidente Andrés Pastrana, en carta enviada al primer mandatario, expresó que la marcha por las víctimas y la paz convocada por la Marcha Patriótica le permite registrar con complacencia que hay un giro en favor del proceso de paz. Pero al mismo tiempo le pasó cuenta de cobro recordando que los relevos de las Farc en La Habana comprueban que, como él lo advirtió, estaban haciendo falta los representantes del ala militar del grupo guerrillero.
De todas maneras, mientras se esclarece cómo se pudo filtrar información de seguridad nacional a las manos del expresidente Uribe y cuál va a ser el rumbo inmediato de los diálogos en Cuba con el reforzamiento de la delegación de las Farc, por ahora la expectativa está centrada en los alcances de la jornada de hoy en apoyo al proceso de paz. Y políticamente, no sólo pesa el respaldo del Gobierno, sino de sus defensores.
Hay quienes consideran que la marcha de hoy no es otra cosa que un termómetro a la Nación para medir qué tanto respaldo popular tienen los diálogos en Cuba, pues nadie duda sobre la paz como el ideal de un país que sufre las secuelas de un conflicto armado de cinco décadas. De alguna manera, su éxito podrá convertirse en una forma de refrendar o no el interés de la sociedad en un proceso que va más allá de las habituales rencillas de los dirigentes políticos en la disputa por el poder.

Actos en todo el país

La conmemoración del Día de las Víctimas contempla un amplio y diverso conjunto de actividades en todo el país, incluyendo una sesión permanente en el Congreso de la República en la que se les rendirá un homenaje y se escuchará a algunos de sus representantes. En Medellín, por su parte, se tiene prevista la presentación de ‘Inxilio: El sendero de las lágrimas’, obra que rinde homenaje a las víctimas del desplazamiento forzado y a la diversidad cultural y lingüística colombiana. Además, habrá actos de conmemoración en Leticia, Yopal, Ibagué, Quibdó, Barrancabermeja, Santa Marta, Bucaramanga y Cali. Asimismo, ceremonias públicas en Villavicencio, Granada (Meta), San José del Guaviare, Puerto Carreño y Pereira; foros públicos en Barranquilla y Medellín; y marchas y caminatas en Montes de María, Bogotá, Mitú, Pasto, Buenaventura y Valle del Guamuez. Por último, en Montería se realizará un acto de restitución de tierras.

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