Italia se encuentra a la deriva. Sin Gobierno, sin sucesor de Giorgio Napolitano como jefe de Estado, con el líder del principal partido obligado anoche a dimitir y ejerciendo sólo en funciones, con el centroizquierda hecho pedazos...
Y como estaba previsto, ningún candidato consiguió la mayoría absoluta requerida en la quinta votación en el Parlamento italiano para elegir al presidente de la República ya que los partidos votaron en blanco en espera de encontrar nuevas soluciones. El candidato del Movimiento 5 Estrellas, el jurista Stefano Rodotá, consiguió 210 votos y hubo 445 papeletas en blanco.
Napolitano, que tiene 87 años y que ya había dejado claro su intención de jubilarse, parece ser el único capaz de sacar a Italia del atolladero en el que se encuentra metida. Pero no está claro que el viejo presidente vaya aceptar.
Dicen que sólo estaría dispuesto a hacerlo si, a cambio, esos tres grandes partidos alcanzaran un acuerdo para poner en pie un Gobierno destinado a durar y que entre sus primeros objetivos tenga el de cambiar la perversa ley electoral impulsada por Berlusconi y bautizada como 'La Cerdada', y en gran medida responsable de la ingobernabilidad que padece Italia.
En los más de 50 días que han transcurrido desde las elecciones generales de febrero pasado no se ha conseguido formar un Ejecutivo. Y tampoco se ha conseguido elegir un presidente para que suceda a Giorgio Napolitano, cuyo cargo expira el próximo 15 de mayo.
Ningún candidato que ha conseguido generar consenso y obtener los votos necesarios para salir elegido nuevo presidente. Lo único que se ha logrado, de hecho, es recrudecer hasta extremos insospechados la sanguinaria guerra interna que se libra en el Partido Demócrata, la principal formación del centroizquierda.
El PD saltó por los aires anoche, cuando su segundo candidato a presidente de la República -el dos veces ex primer ministro Romano Prodi, fundador del PD y elegido por la mañana por unanimidad por la asamblea para el cargo- no fue elegido.
Un centenar de sus propios compañeros de filas no votaron por él, aprovechando que el voto era secreto. Pier Luigi Bersani presentó anoche mismo su dimisión, aunque la misma no entrará en efecto hasta que se elija al nuevo presidente de Italia.
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