jueves, mayo 09, 2013

El principal sospechoso, acusado de violación y secuestro


Amanda Berry y Gina DeJesus, dos de las jóvenes que hasta el pasado lunes permanecieron secuestradas durante 10 años en una casa de un barrio paupérrimo de Cleveland (EE UU), regresaron ayer a sus respectivos hogares, muy cerca de la casa en la que estuvieron cautivas. Pidieron respeto a su intimidad —“pido intimidad para mi hermana y mi sobrina”, dijo Beth Berry—, tiempo para recuperarse de un duro cautiverio. La policía informó de que en esa vivienda en la que estuvieron encerradas han hallado material para tenerlas amarradas. “Tenemos confirmación de que estuvieron atadas, había cadenas y cuerdas en la casa”, aseguró el jefe de policía de Cleveland, Michael McGrath, a la cadena de televisión NBC.
La policía también informó de que las jóvenes estaban en habitaciones diferentes, aunque eran conscientes de su existencia las unas de las otras. Las rehenes solo podían salir “de vez en cuando” al patio trasero de la vivienda.
Este miércoles, mientras vivían su primer día fuera de esa cárcel, los hermanos Ariel, Pedro y Oneil Castro, prestaron declaración ante los agentes del FBI. Horas después la fiscalía de Cleveland decidió acusar a Ariel de cuatro cargos de secuestro y tres de violación, unos delitos que podrían acarrearle la pena de muerte. Sus dos hermanos quedaron libres de cargos al considerar el fiscal que no hay pruebas de que estuviesen al tanto de los secuestros. La prima de los Castro, María Castro Montes, también dudaba de que Ariel hubiera hecho partícipes a sus hermanos de su macabro secreto. “Bebían mucho y podían irse de la lengua. ¿Cómo iba a hacer eso?”, se preguntó.
La fachada de las residencias de Berry y DeJesus, llenas de globos, peluches y carteles de bienvenida, contrastaba con la casa del 2207 de la Avenida Seymour, en la que entraron ambas de adolescentes hasta convertirse en mujeres encerradas junto a Michelle Knight los últimos 10 años. La vivienda estaba rodeada por una cinta policial y cerrada al paso por las autoridades. En las últimas horas, los agentes del FBI se han incautado, entre otras cosas, de la camioneta roja y el sedán oscuro propiedad de Castro y de la puerta que rompieron a patadas sus vecinos para que las jóvenes pudieran escapar. Las autoridades han confirmado que en la vivienda no se han hallado restos humanos.
Los tres hermanos Castro colaboraron con la investigación, desvelando los detalles de cómo fue el secuestro y el internamiento de las tres jóvenes durante 10 años, según la NBC. El FBI investiga ahora una posible conexión entre el rapto de Berry, DeJesus y Knight y la desaparición de Ashley Summers de la que se perdió la pista en 2007. Durante mucho tiempo, el caso de Summers se relacionó con los de Berry y DeJesus, ha indicado un portavoz del FBI a The Cleveland Plain Dealer. La tía de DeJesus pidió ayer frente a la casa de su sobrina la liberación de Summers.
Muchas de las preguntas que el FBI formuló ayer a los acusados son las que también se hacen muchos de sus vecinos. Los Castro, una familia de 20 hermanos repartida entre Estados Unidos y Puerto Rico, son muy conocidos y apreciados en el barrio. “Yo me he criado en esta calle. Esta comunidad es muy fuerte y lo que han hecho mis primos no tiene nada que ver con los valores que nosotros defendemos”, aseguró la prima, que ofreció su apoyo a sus familias; ella es amiga de la madre de DeJesus. “Ellas son lo primero, necesitan su privacidad y su tiempo”, indicó. Unas palabras muy similares a las que pronunció, a 10 minutos en coche de donde se encontraba Castro, la hermana de Berry, Beth Serrano, y la tía de DeJesus, Sandra Ruiz. “Pedimos comprensión y respeto. En cuanto estemos listos hablaremos”, aseguró Ruiz.
Desde que el lunes recuperaran la libertad, Berry y DeJesus han permanecido junto a sus familiares en paradero desconocido. Knight está en buen estado de salud en un hospital. Ayer, Berry regresó a su hogar, que no pisaba desde que desapareciera el 21 de abril de 2003. Entró acompañada de la niña de seis años que también fue hallada en la casa de la que fueron rescatadas y que algunos medios han identificado como Jocelyn.
DeJesus volvió a su casa horas más tarde; precisamente, se dirigía hacia allí cuando bajó del autobús el 2 de abril de 2004 procedente de la escuela. Su familia no supo nada más de ella hasta este lunes, aunque nunca dejó de buscar. Un dedo levantado a través de la ventanilla fue el único gesto de DeJesus para asegurar a la multitud que se agolpaba en su calle que se encontraba bien. 
Al alivio y la alegría por la liberación de las tres jóvenes se sumaron en las últimas horas a las dudas y la indignación por la actuación policial durante la búsqueda de Berry, DeJesus y Knight, y sobre la reacción de quien respondió a la llamada de auxilio de Berry el pasado lunes por la tarde. La forma abrupta de colgar el teléfono por el miembro del 911 provocó en la tarde del martes infinidad de comentarios airados en las redes sociales y la creación de una página en Facebook que pide su despido. La Policía de Cleveland ha asegurado que va a investigar si se cumplieron todos los protocolos en la respuesta a la llamada que permitió la liberación de las tres jóvenes.
Varios vecinos de Castro criticaron el martes a algunos medios de comunicación por lo que consideran cierta negligencia policial a la hora de atender denuncias que varios vecinos realizaron en los años pasados advirtiendo de que habían visto a una menor desnuda y gateando en el patio trasero de la casa de Castro.

El director de Seguridad Pública de Cleveland, Martin Flask, aseguró que la Policía nunca recibió ninguna información que indicara que estuviera pasando algo anormal en la casa de la calle Seymour. Ayer, los vecinos reconocieron que nunca alertaron a las autoridades de lo que creyeron haber visto en la casa de Castro.


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