viernes, mayo 31, 2013

Recambio de poco peso en el equipo de la Presidenta

En un anuncio sorpresivo, la presidenta Cristina Kirchner dispuso ayer su primer cambio de gabinete desde que inició el segundo mandato, al designar a Arturo Puricelli como ministro de Seguridad y al actual jefe del bloque oficialista en Diputados, Agustín Rossi, al frente de la cartera de Defensa.
La movida significará la salida de Nilda Garré, cuya gestión como ministra de Seguridad venía desdibujada desde la virtual “intervención” pingüina que se produjo con la imposición de Sergio Berni como su segundo.
Salida elegante y casi de manual para Garré, quien será enviada como embajadora argentina ante la Organización de Estados Americanos. Un destino al cual el kirchnerismo asigna poca relevancia desde la creación de la Unasur, donde están puestas todas las fichas en la decisión de apartarse de la influencia que ejercen los Estados Unidos en el organismo interamericano.
Garré reemplazará en la OEA –con sede en Washington– a Rodolfo Gil -actual operador político del ex ministro de Economía Roberto Lavagna-, quien renunció en 2010. La oficina estaba a cargo desde entonces, en forma interina, de Martín Gómez Bustillo.
Los cambios en el Gabinete fueron anunciados en la Casa de Gobierno por el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, al regreso del acto que la Presidenta encabezó por la tarde en Lomas de Zamora (ver pág. 8).
Sin levantar la vista de la hoja con los nombres, Scoccimarro informó que la Presidenta les tomará juramento el próximo lunes a Puricelli y Rossi en sus nuevos cargos.
La movida ratifica el predominio “pingüino” en el Gabinete dentro de un esquema personalista y centralizado del poder por parte de la Presidenta.
Y da respaldo a Puricelli que viene siendo cuestionado por su manejo de la última campaña antártica. Puricelli, primer gobernador peronista de Santa Cruz tras el regreso a la democracia en 1983 , fue un enemigo político de Néstor Kirchner quien debió destronarlo en la provincia para hacer su carrera política. De la mano de Julio de Vido fue “readmitido” hace unos años y se integró al funcionariado K de confianza.
El cambio se vio motivado, sobre todo, por la necesidad de resolver la situación de Rossi, un muy eficaz, leal y funcional jefe de bloque en estos años, pero que enfrentaba problemas serios para renovar en octubre su banca en Santa Fe. El kirchnerismo apunta a quedar tercero en ese distrito que siempre le fue esquivo; Rossi venía siendo resistido por los intendentes peronistas de la provincia y el partido se había fracturado por la renuncia hace unos meses como diputada provincial de María Eugenia Bielsa, figura muy popular y enfrentada a Rossi. El ex gobernador Jorge Obeid podría encabezar la lista de diputados por Santa Fe.
Rossi informó anoche que la jefatura del bloque del Frente para la Victoria quedará al menos por el momento, en manos de la vicepresidenta, la diputada Juliana Di Tullio.
Los cambios ministeriales vienen siendo más bien excepcionales en el esquema cristinista y los anunciados son de poco peso. Tras asumir su segundo mandato en diciembre de 2011 ratificó a casi todos su elenco (hubo cambios mínimos para reemplazar a los que partieron a cargos electivos). El último gran impacto había sido justamente la designación de Garré, por entonces en Defensa (donde fue reemplazada por Puricelli), al frente del flamante Ministerio de Seguridad. Ocurrió luego de la violenta represión llevada adelante por las policías Federal y Metropolitana en el desalojo de la ocupación del Parque Indoamericano.
La entronización de Garré marcó la caída en desgracia de Aníbal Fernández, que había manejado por años las fuerzas de seguridad. Pero la experiencia de “renovación” de las fuerzas policiales y de lucha contra la corrupción que suponía la llegada de Garré, llegó hasta la intervención con Berni, el teniente coronel médico, de alto perfil mediático, que venía de trabajar por años junto a Alicia Kirchner en Desarrollo Social, experto en negociar con piqueteros. La relación de Garré y Berni ya era insostenible, tenían sedes separadas y reportaban cada cual por su lado a la Presidenta, que prefería hablar con el teniente coronel.

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