El Gobierno británico autorizó el espionaje de las llamadas de teléfono y de los correos electrónicos a los líderes que participaron en la cumbre del G20 en Londres en 2009, según revela 'The Guardian'. La operación incluyó la creación de cibercafés para uso de las delegaciones, monitorizados secretamente por los servicios de inteligencia británica.
Las revelaciones se producen justo cuando el Gobierno británico acoge durante dos días a los mandatarios del G8 en el hotel de lujo Lough Erne, en la localidad de Enniskillen, donde se ha montado el mayor dispositivo de vigilancia y seguridad en la historia de Irlanda del Norte.
Curiosamente, uno de los temas que se tratará en la cumbre será la colaboración en la lucha contra el terrorismo y los límites del ciberespionaje, a raíz del escándalo causado por el programa secretoPrism de la Agencia de Seguridad Norteamericana (NSA).
La información, facilitada al diario británico por el ex analista de la CIA Edward Snowden, revela cómo la NSA y el Centro de Escuchas y Decodificación británico (GCHQ) han estado trabajando codo con codo en los últimos cuatro años.
Durante la cumbre del 2009, los servicios de inteligencia "pincharon" prácticamente todas las llamadas y los correos enviados por los delegados a través de sus BlackBerrys. La operación, a la que contribuyeron 45 analistas, permitió saber en casi todo momento quién estaba llamando a quién durante la cumbre.
Según las revelaciones el diario británico, el espionaje se realizaba con una táctica "que es identificada con un nombre-código que 'The Guardian' no va a revelar", y que "es definida en un glosario interno como 'una activa recopilación contra una cuenta de correo electrónico que adquiere mensajes de correo sin eliminarlo del servidor remoto". Una presentación en transparencias de PowerPoint explica que eso significa leer los correos de la gente antes o al mismo tiempo que se hacen".
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