Los presidentes de China y México elevaron el martes la relación de sus países al nivel de asociación estratégica integral o, dicho de otra forma, firmaron el pacto del tequila, ya que la bebida nacional mexicana será a partir de ahora uno de los ingredientes principales del intercambio comercial entre las dos naciones. Xin Jinping y Peña Nieto se comprometieron a dejar atrás las desavenencias del pasado y a cooperar en el futuro en pie de igualdad.
En una comparecencia conjunta ante la prensa, el presidente mexicano señaló que en la reunión con su homólogo chino se había tratado como primer punto la necesidad de “buscar un mayor equilibrio de la balanza comercial”, que actualmente es desfavorable a México en más de 50.000 millones de dólares. Agradeció a Xi Jinping su apoyo para acabar con los obstáculos que han impedido en la última década la entrada de productos mexicanos en China y anunció sendos acuerdos para que el gigante asiático comience a importar carne de cerdo y tequila. El presidente chino cifró en 1.000 millones dólares los contratos comerciales acordados en esta materia.
Esas posibilidades de inversión en México, precisó Xi Jinping, se enfocarán hacia las infraestructuras, el sector de la energía y la minería. El presidente chino anunció la celebración en México en 2015 de la primera cumbre de empresarios chinos y latinoamericanos y la creación en este país del primer centro cultural de China de toda América Latina. También se adoptaron acuerdos para el intercambio de estudiantes y el fomento del turismo entre las dos naciones.
Los dos líderes, que no fueron muy concretos a la hora de poner números y fechas a los acuerdos, sí enfatizaron que hay un nuevo clima de cooperación en la relación entre ambos países –Peña Nieto llegó a hablar de “hermandad”- y el ánimo de compartir una agenda en los foros multinacionales.
En los dos sexenios anteriores –durante las presidencias de Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012)- las relaciones entre los dos países estuvieron marcadas por el distanciamiento político y la competencia económica. México criticó en 2009 la decisión china de poner en cuarentena a los mexicanos residentes allí a raíz de la epidemia de gripe A y Calderón recibió al Dalai Lama en 2011, lo que motivó que Pekín congelase un acuerdo para la importación de carne de cerdo.
La rivalidad económica ha estado centrada principalmente en el sector de las manufacturas y en el acceso al mercado de EE UU. México ha sido superado por el gigante asiático en cuota de mercado en el vecino del norte. Las exportaciones de manufacturas chinas a EE UU, que en 2001, cuando entró en la OMC, suponían el 8% fueron en 2102 del 19%, mientras que las mexicanas representaron el año pasado el 12%, igual que en 2000, según la agencia Bloomberg.
Ninguno de los dos mandatarios hizo referencia alguna durante su encuentro con los medios al problema de la exportación por China de precursores químicos con los que se fabrican drogas sintéticas ni a la existencia de contrapartidas diplomáticas mexicanas a la nueva actitud de Pekín como el apoyo de México a sus reivindicaciones de soberanía en el Mar de China o para que ejerza su influencia para aislar a Taiwán en la región. La isla es reconocida por todos los países de Centroamérica, salvo Costa Rica.
El presidente chino aterrizó pasadas la una de la tarde del martes en la capital mexicana acompañado por su esposa, la soprano Peng Liyuan, y una amplia delegación de funcionarios y empresarios. El miércoles, Xi Jinping pronunciará un discurso en el Congreso y se reunirá con una representación de empresarios mexicanos. El jueves partirá para Yucatán donde visitará la zona arqueológica de Chichén Itzá, antes de viajar a EE UU.
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