
Mientras todavía prosiguen las evacuaciones y cuando empieza a llegar a su fin la búsqueda y rescate de sobrevivientes, los equipos que trabajan en la ciudad de Nueva Orleans y otras zonas del sur de Estados Unidos castigadas por Katrina comenzaron las tareas para recoger los cientos y probablemente miles de cadáveres que dejó el paso del huracán. En tanto, George W. Bush, regresó hoy a la región en un intento por demostrar que su gobierno no olvida a las víctimas y damnificados del huracán. El mandatario tiene previsto reunirse con las autoridades y alentar a los miles de trabajadores que intentan aliviar las penalidades de los damnificados. Su llegada estuvo precedida el domingo por varios altos funcionarios de su Administración que, al tiempo de ser testigos de la inmensa devastación que el huracán ha dejado en esta región, buscaban tener presencia y acallar las críticas que, durante toda la pasada semana, han culpado al Gobierno de la pobre y lenta respuesta dada a la tragedia. A Nueva Orleans, la ciudad más castigada por el huracán, en el estado de Louisiana, que resultó casi totalmente inundada y de la que debieron evacuarse cientos de miles de personas, no cesan de llegar camiones refrigerantes para recoger los cadáveres. La pasada semana las brigadas de emergencia dedicaron su máxima atención a salvar vidas y marcar las viviendas donde habían hallado muertos. También en Biloxi, en el estado de Mississippi, los restos de muchas residencias han sido marcadas por la policía con cruces rojas y negras destinadas a la recuperación de los cadáveres. Una cruz roja significa que hay un cuerpo en el interior de la vivienda, si la cruz es negra quiere decir que el cuerpo ya ha sido retirado. Ocho días después del paso de Katrina, ha llegado a la zona policía de todo el país, pero las tareas de limpieza apenas si han comenzado. En Nueva Orleans aún continúan las evacuaciones, mientras algunas familias siguen negándose a abandonar lo poco que les queda mientras la misión de búsqueda y rescate en el peor desastre natural de la historia del país norteamericano está llegando a su final. En las últimas 48 horas se ha incrementado un éxodo sin precedentes de familias que, por su propia cuenta, y otras con ayuda del la Guardia Nacional y organizaciones civiles, buscan refugio en Texas y otros estados. En los refugios de Houston, Baton Rouge y otras ciudades, en los campamentos de la Cruz Roja y el Ejército de Salvación y en habitaciones de hotel cedidas en nueve estados, un millón de supervivientes se enfrenta al desafío de reorganizar sus vidas después de haberlo perdido casi todo, y son mucho los que intentan desesperadamente localizar a sus parientes y seres queridos. Madres que acaban de dar a luz buscan a sus recién nacidos que fueron evacuados y distribuidos en hospitales a lo largo de todo el país, y muchos adultos buscan a sus padres ancianos. El Comité Internacional de la Cruz Roja abrió una página web dedicada a las listas de desaparecidos donde las personas pueden indicar que están a salvo o registrar el nombre de aquellos a los que buscan. Miles de damnificados siguen sin agua potable, electricidad, ni otros servicios básicos, y ante una aguda escasez de alimentos. Aunque en diversas zonas afectadas continúan las quejas por la falta de asistencia, a otros han empezado a llegar las ayudas que se prevé se multiplicarán en los próximos días y en algunas, como en la ciudad de Hattiesburg, en Mississippi, se ha restablecido la luz en pequeñas áreas.
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