jueves, septiembre 01, 2005

Hay caos en Nueva Orleans y se complican las tareas de rescate



A la enorme cantidad de muertos –probablemente miles, según el alcalde de Nueva Orleans Ray Nagin - y los amplios destrozos materiales que dejó el huracán Katrina en su paso por la costa sur de Estados Unidos en el Golfo de México, comenzaron a sumarse nuevas complicaciones por el riesgo de epidemias ante la persistente inundación, la extensión de los saqueos y la interrupción de tareas de evacuación por disparos efectuados contra helicópteros de rescate. Según informaron los jefes del servicio médico de evacuación, el rescate de las personas que se encuentran en el estadio Superdome de Nueva Orleans, en el estado de Louisiana, fueron suspendidas después de que al amanecer se registraran disparos contra los helicópteros y que recién se retomarán cuando la policía retome el control. También señalaron que los médicos están pidiendo desesperadamente ayuda por las amenazas de gente armada en el recinto deportivo. Mientras, en medio del agravamiento de la situación en las zonas afectadas por la extensión de los saqueos que ya ayer obligaron a las autoridades a decretar la ley marcial y relegar a miles de policías de las labores de rescate en Louisiana y Mississippi para que se encarguen de evitar el caos, el presidente George W. Bush prometió hoy "tolerancia cero" para los pillajes y dijo que de ser necesario enviaría más soldados a las zonas afectadas. "Debería haber tolerancia cero para las personas que rompen la ley durante una emergencia como esta, ya sea con saqueos, abusos en los precios en las estaciones de gasolina, tomando ventaja de la caridad, o fraudes en los seguros (…) Se lo dejé en claro a nuestro fiscal general", dijo Bush en declaraciones a la cadena ABC. El mandatario, quien anoche señaló se trata de "uno de los peores desastres" de la historia estadounidense y advirtió que la reconstrucción "tomará tiempo, incluso años", aseguró que unos 22.000 efectivos de la Guardia Nacional ya están o se encuentran en camino hacia las zonas devastadas y que "si precisan más guardias, habrá más guardias". El alcalde Nagin asignó 1.500 policías para combatir los saqueos que, señaló, “están comenzando a acercarse cada vez más a zonas pobladas, hoteles, hospitales”. Poco antes, la gobernadora de Lousiana, Kathleen Blanco, había pedido a Washington más personal para ayudar en el rescate de damnificados y permitir que la Guardia Nacional combata los robos. Si bien la noticia de que el nivel del agua se estabilizó en Nueva Orleans llevó cierta tranquilidad a la zona, debido a la inundación de alrededor del 80 por ciento de la ciudad con aguas contaminadas con químicos tóxicos, gasolina, cadáveres y desechos, creció el peligro de epidemias. Al mismo tiempo aumentaban los problemas en nueve centros de salud que, inundados, seguían recibiendo heridos, gente deshidratada y pacientes que llegan para recibir su terapia de diálisis o radiación contra el cáncer. En total, hay alrededor de 10.000 enfermos que esperan ser trasladados a hospitales de los estados vecinos.

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