Primero fue una mención del presidente Néstor Kirchner; luego vino una ampliación del venezolano Hugo Chávez y, finalmente, una confirmación del canciller Celso Amorim. Los tres países decidieron emprender la integración de la industria bélica y la creación de una Junta de Defensa de Sudamérica. Ante un grupo de periodistas, Amorim puso apenas algún reparo a las interpretaciones que surgieron. ¿Se trata de una integra ción militar?, se le preguntó. "Esa palabra es tal vez fuerte. Lo que está en curso es la integración de la industria militar". "Se decidió formar grupos de expertos en cada ministerio competente en esta área para coordinar los primeros pasos". En ese contexto, se inscribe también el fuerte apoyo que Kirchner dio ayer al gobierno brasileño en el diferendo que mantiene con Washington por causa del veto a la venta a Caracas de aviones militares fabricados por Embraer de Brasil. Amorim celebró el respaldo argentino. "Estamos muy contentos al ver la posición de total solidaridad que nos manifestó la Argentina, con respecto a nuestra oposición a que se restrinjan la venta de aviones de fabricación brasileña a Venezuela". El canciller subrayó que esa restricción no se justifica. "Venezuela no es un país que propicie el terrorismo ni la subversión; tampoco está bajo sanciones internacionales. Por otro lado, los aviones no son para agredir a nadie sino que tienen como fin combatir el narcotráfico". Ayer, Kirchner comentó a periodistas argentinos que Lula le había comunicado esa divergencia surgida con el gobierno estadounidense. "Me dijo que lo iba a llamar a Bush", señaló. Amorim relató, luego, que el asunto volvió a ser tratado esta vez con la presencia de Hugo Chávez: "Nosotros expresamos que no estamos de acuerdo con las dificultades que impone EE.UU. Por ahora, estamos conversando en los niveles adecuados: recientemente hablé con la secretaria de Estado Condolezza Rice. Y ella me dijo que iba a dar una nueva ojeada al tema. Espero que haya una señal positiva; pero si no la hubiera, entonces hay otras instancias que podrán utilizarse".En una entrevista con Clarín, Marco Aurelio García, asesor internacional del brasileño Lula, definió con mayor precisión las áreas que serán exploradas para integrar la producción bélica; incluye la parte militar, que va desde tanques hasta pistolas; pero también hay un capítulo aeronáutico y un capítulo naval. "Brasil tiene una industria de aviones pujante y la Argentina también posee producción en este dominio. Rápidamente, podremos compartir proyectos comunes entre los dos países". Para García, les cabe ahora a las Fuerzas Armadas venezolanas, argentinas y brasileña, identificar los sectores de la industria armamentista en la que pueden iniciar producciones integradas. "Esto es algo parecido al proyecto Airbus en Europa que permitió sumar al programa liderado por Alemania y Francia a todos los países de la UE".Estas iniciativas, de fuerte contenido desarrollista —ya que ponen el énfasis en la necesidad de recuperar el pasado industrial de la región en áreas sensibles— deberían leerse a la luz de lo que ocurre en América del Sur. No son ajenas al partido que juegan Argentina y Brasil por preservar el Mercosur de los problemas que lo acechan como un eventual disgregamiento de países más pequeños, seducidos por posibles acuerdos con EE.UU.
Fuente: Diario El Clarín de Buenos Aires.
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