Japón se recupera

La economía de Japón, la segunda más importante del mundo, ha cambiado de signo. Después de haber sido una de las economías enfermas del mundo desarrollado desde los años noventa, y de haber sufrido una larga y grave crisis económica que paralizó su crecimiento y colocó su sistema financiero al borde de la quiebra, ahora inicia lo que puede ser una floreciente etapa. Y eso es bueno para Japón y para la economía mundial. El hecho histórico que marca ese cambio de signo es el fin de la deflación -la caída generalizada de precios- que ha venido sufriendo en los últimos ocho años, y que ha supuesto un durísimo ajuste del conjunto de la economía a consecuencia del pinchazo de las enormes burbujas especulativas de la bolsa y del mercado inmobiliario en los exuberantes ochenta. El índice Nikkei, que se disparó hasta los 40.000 puntos, está hoy en la mitad, y los precios inmobiliarios, que llegaron a quintuplicarse con creces, tampoco han recuperado el nivel de principios de los noventa. Ahora, el índice de precios japonés ha empezado a subir por primera vez desde 1998. Acumula una subida interanual del 0,50%. Es todavía poco, pero ha sido suficiente para que el Banco de Japón haya anunciado el fin de su política monetaria ultraexpansiva, que empezó a aplicar en el 2001 para sacar al país de la crisis, a base de tipos de interés cercanos a cero y de fuertes inyecciones de dinero en la economía. El Banco de Japón vuelve al sistema convencional de regulación de la masa monetaria, ha fijado un objetivo de inflación de hasta un 2% para este año y subirá los tipos de interés cuando sea necesario para controlar los riesgos inflacionistas de una muy previsible aceleración de la actividad económica. En el 2005 el crecimiento habría sido ya de un 2,8%, el doble de la zona euro. El consumo interno -los créditos han subido en febrero por primera vez desde 1987- y las exportaciones a Asia, tras el ajuste de costes y la modernización de su industria, son los motores de ese crecimiento. Japón, pues, parece recuperar el equilibrio y el dinamismo económico perdido en los últimos años.