La marcha de la cooperación regional en materia de defensa y fuerzas armadas es uno de los aspectos en los que mejor funciona actualmente el alicaído proceso de integración entre los países del Cono Sur. Muestras de ello es la conformación de la Fuerza de Paz Combinada argentino-chilena anunciada recientemente. Ella tendrá una Estado Mayor Conjunto que comenzará a funcionar el año próximo, según lo comunicaron oficialmente hace dos semanas las ministras Nilda Garré y Vivianne Blanlot en Santiago. Se avanza, de este modo, en una integración militar comparable con la realizada, por ejemplo, entre las fuerzas armadas de los países miembros de la Unión Europea.No es un dato solamente personal o anecdótico, por otra parte, que sean mujeres con conocimiento y formación en el área quienes ocupan actualmente los ministerios de Defensa de Argentina, Chile y Uruguay. Es otro indicador de los cambios políticos y culturales operados a partir de la recuperación de la democracia, la reinserción de las Fuerzas Armadas en el estado de derecho y la modernización necesaria del factor militar de los Estados nacionales en el marco de la regionalización y la globalización.Sólo cabe imaginar lo que ocurriría si los actuales diferendos por desacuerdos comerciales, de política económica o diplomáticos fueran acompañados por las hipótesis de conflicto. La cooperación y el trabajo conjunto entre las fuerzas armadas debe ser un factor decisivo de estabilidad y previsibilidad que ayude a resolver los problemas y conflictos bilaterales y contribuya al desarrollo de la región. La creación de un Estado Mayor Conjunto de fuerzas militares combinadas argentino-chilenas es una muestra de que el proceso de integración regional se afianza en materia de Defensa.
Editorial del diario El Clarín de Buenos Aires


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