El dictador cubano y su entorno fueron quienes adoptaron la decisión de someterse a la técnica quirúrgica que ha desembocado en las complicaciones que le mantienen postrado en situación grave, según fuentes médicas conocedoras del caso. Castro, que se interesa hasta el último detalle sobre los tratamientos a los que es sometido, optó por eludir una ileostomía (apertura de un ano artificial en el abdomen) por la incomodidad que le iba a suponer portar una bolsa por la que evacuar. La técnica a la que prefirió ser sometido fue la que falló y obligó a dos nuevas operaciones.
Castro sufrió en verano hemorragias intestinales y una severa infección (peritonitis) causada por la inflamación del intestino grueso, una dolencia denominada diverticulitis, según confirmaron fuentes médicas del hospital Gregorio Marañón de Madrid. En este centro trabaja como jefe de Cirugía José Luis García Sabrido, a quien acudieron las autoridades cubanas hace tres semanas para que visitara a Fidel Castro en la isla caribeña. En los casos más graves de diverticulitis, la indicación es siempre extirpar la parte del colon afectada. Existen, sin embargo, dos técnicas para llevar a cabo la operación. La primera es la ileostomía, que tiene la ventaja de permitir que el intestino grueso cicatrice sin estar sometido al tránsito de flujos gástricos. Su inconveniente es que durante este periodo, el enfermo debe llevar una bolsa de plástico colgando del viente para recoger las heces. Además, el enfermo debe ser sometido a una segunda operación para que el tránsito intestinal recupere su dinámica natural.
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