La primera sentencia de culpabilidad contra un alto cargo de la Casa Blanca en más de 20 años -desde el escándalo Irán-Contra- ha destapado las maniobras del Gobierno de George W. Bush para esconder o filtrar información en función de sus necesidades. Para varios miembros del jurado, Lewis Scooter Libby era un "hombre de paja" que actuó por encargo de su jefe, el vicepresidente de EE UU, Dick Cheney; para los demócratas, todo valía con tal de justificar la invasión de Irak. Varios miembros del Partido Demócrata han pedido a Bush que se comprometa a no conceder un perdón presidencial a Libby. El proceso contra el ex jefe de gabinete de Cheney ha desatado una fascinación política y periodística en Washington.

Dick Cheney- REUTERS
Bush manifestó ayer su tristeza por la sentencia de culpabilidad contra Libby. Pero también dejó claro que ese veredicto no merma la confianza que tiene en Cheney, al que sigue considerando "un colaborador de confianza". "El vicepresidente es alguien en cuyos consejos se apoya el presidente", señaló su portavoz, Tony Snow. El comportamiento de Libby incluye elementos de venganza y manipulación, pero también desvela un entramado de lealtades más propio de familia siciliana que de Gobierno estadounidense. "¿Dónde están los otros implicados?", se preguntaba un miembro del jurado después del veredicto, convencido de que Libby "recibió el encargo del vicepresidente de filtrar información a la prensa", información interesada que ajustaba cuentas con un crítico de la guerra en Irak y desacreditaba sus argumentos en contra de la invasión.


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