Gordon Brown, el dirigente laborista que ve por fin colmada su ambición de suceder a Tony Blair al frente del Gobierno británico, estaba al frente del ministerio de Finanzas desde mayo de 1997, lo que lo convierte en el político que más años seguidos ha ocupado ese cargo desde hace casi un siglo. Al anunciar al Parlamento su undécimo presupuesto, el pasado mes de marzo, Brown subrayó que sólo el político liberal William Gladstone había logrado superarlo con un total de doce presupuestos aunque fue, precisó, combinando sus roles de canciller del Tesoro y de primer ministro. Brown, de 56 años, nacido en la ciudad escocesa de Glasgow, fue elegido por primera vez a los Comunes en 1983 y ese mismo año fue nombrado portavoz laborista para temas de Comercio e Industria, de donde pasaría luego al Tesoro para ocuparse a partir de 1992 y desde los bancos de la oposición de marcar estrechamente a los ministros del Tesoro conservadores Norman Lamont y Kenneth Clarke. Hijo de un ministro de la Iglesia de Escocia, que lo imbuyó de la ética protestante, Brown ha sido padre tardío y tiene dos hijos pequeños. El joven Brown, que se quedó ciego de un ojo al desprendérsele la retina durante un partido de rugby, estudió historia en la universidad de Edimburgo, de la que se graduó con la máxima calificación, para escribir luego una tesis doctoral sobre el "Partido Laborista y el Cambio Político en Escocia entre 1918-1929". Brown dio clases en esa universidad así como en el Colegio de Tecnología de Glasgow antes de trabajar como periodista para la televisión escocesa y presentarse en 1979 a sus primeras elecciones generales, que perdió ante el candidato conservador. Ya en Parlamento y tras la muerte del entonces líder del Partido Laborista, John Smith, Brown se convirtió en uno de los candidatos a sucederlo, aunque finalmente llegó a un famoso y nunca aclarado del todo pacto con su amigo y correligionario Tony Blair. En virtud del llamado pacto de Granita, Brown no disputaría el liderazgo a Blair, pero a cambio éste le dejaría manos libres en materia económica y se comprometía además a entregarle las llaves del número 10 de Downing Street al cabo de cierto tiempo. Ganadas por abrumadora mayoría las elecciones de 1997, una de las primeras medidas de Brown fue la de conceder al Banco de Inglaterra total independencia para el control de la política monetaria y la fijación de los tipos de interés. En su paso por el Tesoro, Brown recurrió los dos primeros años a duras medidas macroeconómicas, continuando la austeridad fiscal de la etapa conservadora, para luego poder convencer al país de la necesidad de aumentar el gasto público con vistas al futuro.
En las elecciones del 2001 y 2005, la exitosa estrategia de Brown consistió en retar a la oposición conservadora a explicarles a los ciudadanos en cuánto estarían dispuestos a recortar ese gasto para financiar los recortes fiscales que proponían. Con su gestión al frente del Tesoro, Brown ha logrado sobre todo desmentir con su gestión al frente del Tesoro a quienes argumentaban que no se podía confiar en los laboristas para el manejo de la economía. Opuesto a la entrada de Gran Bretaña en la eurozona , algo de lo que logró convencer al primer ministro, Tony Blair, Brown ha presidido un período de prosperidad económica sin precedentes que ha beneficiado al pujante sector financiero en detrimento del viejo tejido industrial del país. La etapa de Brown al frente del Tesoro se ha visto también marcada por el auge del consumo interno, impulsado por la fortaleza de la libra y la llegada de importaciones baratas, una caída del ahorro nacional y una fuerte inflación de los precios del sector inmobiliario, sobre todo, pero no sólo, en Londres.
Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires
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