A su manera. Así relanzará la presidenta Cristina Kirchner la vapuleada Concertación después del alejamiento casi total del vicepresidente Julio Cobos del redil kirchnerista.
La jefa del Estado estará hoy, a las 11.30, en San Martín, desde donde hará una reafirmación de la alianza política que presentó en su campaña presidencial, pero que tendrá, a sólo siete meses de haber asumido, un conglomerado de socios menos numeroso y con el vice directamente afuera.
Según confió a LA NACION un alto funcionario, Cristina Kirchner aprovechará la tribuna que le dará el intendente vecinalista Ricardo Ivoskus para poner énfasis en que la Concertación sigue en pie, a pesar de las heridas. El Gobierno quiere dar vuelta la página respecto de la pelea pública con Cobos, y como respuesta a su rebeldía en la madrugada en la que votó en contra de las retenciones móviles pretende mostrar que el pacto con el radicalismo K y el resto de los partidos, entre ellos el socialismo, está intacto.
La Presidenta se rodeará hoy de los intendentes radicales Gustavo Posse (San Isidro) y Enrique García (Vicente López). Ambos fueron invitados especialmente por la Casa Rosada para mostrar que la alianza continuará, más allá de la creciente indisciplina del cobismo. Además, sumará al acto a los diputados de Buenos Aires que votaron con el Gobierno en el Congreso. Todo será, a partir de ahora, sólo para quienes estén con el proyecto kirchnerista en una suerte de "concertación paralela", como ya la califican en los pasillos de la Casa Rosada.
Al vicepresidente le cabrá la "indiferencia total", según una fuente oficial. "Cobos ha hecho un suicidio político con su voto. Si se va del kirchnerismo, no tiene adónde ir", reflexionaba ayer un funcionario. Eso, creen en el Gobierno, le permitirá a la Presidenta mantenerlo acorralado. Sólo le cabrá su función institucional y no tendrá injerencia en la política oficial.
Cristina Kirchner considera a Cobos y sus aliados "poco confiables", y ubica en la vereda de enfrente a los gobernadores Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Miguel Saiz (Río Negro), en rigor, los únicos dos mandatarios radicales que se mantuvieron fieles al Gobierno durante la crisis del campo. Arturo Colombi (Corrientes) se alejó por sus diferencias con los Kirchner y Eduardo Brizuela del Moral (Catamarca) fue el primero en dar el portazo por sus disidencias con el oficialismo.
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La jefa del Estado estará hoy, a las 11.30, en San Martín, desde donde hará una reafirmación de la alianza política que presentó en su campaña presidencial, pero que tendrá, a sólo siete meses de haber asumido, un conglomerado de socios menos numeroso y con el vice directamente afuera.
Según confió a LA NACION un alto funcionario, Cristina Kirchner aprovechará la tribuna que le dará el intendente vecinalista Ricardo Ivoskus para poner énfasis en que la Concertación sigue en pie, a pesar de las heridas. El Gobierno quiere dar vuelta la página respecto de la pelea pública con Cobos, y como respuesta a su rebeldía en la madrugada en la que votó en contra de las retenciones móviles pretende mostrar que el pacto con el radicalismo K y el resto de los partidos, entre ellos el socialismo, está intacto.
La Presidenta se rodeará hoy de los intendentes radicales Gustavo Posse (San Isidro) y Enrique García (Vicente López). Ambos fueron invitados especialmente por la Casa Rosada para mostrar que la alianza continuará, más allá de la creciente indisciplina del cobismo. Además, sumará al acto a los diputados de Buenos Aires que votaron con el Gobierno en el Congreso. Todo será, a partir de ahora, sólo para quienes estén con el proyecto kirchnerista en una suerte de "concertación paralela", como ya la califican en los pasillos de la Casa Rosada.
Al vicepresidente le cabrá la "indiferencia total", según una fuente oficial. "Cobos ha hecho un suicidio político con su voto. Si se va del kirchnerismo, no tiene adónde ir", reflexionaba ayer un funcionario. Eso, creen en el Gobierno, le permitirá a la Presidenta mantenerlo acorralado. Sólo le cabrá su función institucional y no tendrá injerencia en la política oficial.
Cristina Kirchner considera a Cobos y sus aliados "poco confiables", y ubica en la vereda de enfrente a los gobernadores Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Miguel Saiz (Río Negro), en rigor, los únicos dos mandatarios radicales que se mantuvieron fieles al Gobierno durante la crisis del campo. Arturo Colombi (Corrientes) se alejó por sus diferencias con los Kirchner y Eduardo Brizuela del Moral (Catamarca) fue el primero en dar el portazo por sus disidencias con el oficialismo.
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