Carros de combate y soldados de infantería del Ejército israelí empezaron ayer a cruzar de vuelta la frontera de Gaza rumbo a sus cuarteles, como parte de la retirada parcial de tropas que Israel activaba horas después de que Hamás anunciara por la mañana «su» alto el fuego limitado en la Franja.
Los movimientos de acercamiento mutuo permitieron, por primera vez en veintitrés días de pesadilla, crear entre la exhausta población palestina una ilusión de calma, volátil e incierta. Y muy frágil, porque los islamistas dejaban claro que volverán a la carga si no hay una evacuación militar completa en una semana, e Israel aseguraba no tener un calendario fijo para tal salida, y sí estar examinando la evolución de su enemigo «minuto a minuto». Tras una reunión con líderes europeos en Jerusalén, entre los que se contó José Luis Rodríguez Zapatero, el primer ministro judío, Ehud Olmert, reiteró que Israel «no tiene intención de quedarse» en la Franja, pero que sólo la abandonarán del todo cuando se logre «una tregua estable».
«¿Qué habrá sido de mi casa?» En el machacado campo de batalla, no perdieron el tiempo. «Me han dicho que esos diablos se han ido, me voy a ver cómo empezar de nuevo. No sé qué habrá sido de mi casa, voy para allá con el corazón lleno de miedo porque no tengo garantías de si hay alguna seguridad o no, pero no tengo otra opción», afirmaba Riyah Shahadeh desde la capital de Gaza, mientras cargaba a su familia y sus colchones en un camión para regresar a su ciudad, Beit Lahya, de la que huyó agobiado por las bombas. En las localidades de Israel próximas a la Franja, situadas dentro del radio donde hasta el mismo domingo a mediodía siguieron impactando hasta 17 cohetes «Kassam», la población se quejaba de que el fin de la ofensiva estaba llegando demasiado pronto.
En cualquier caso, Hamás se plegó ayer a detener su propio fuego, y a dar una oportunidad a la vuelta a la normalidad. Según fuentes cercanas a El Cairo, las «fortísimas presiones» del presidente Hosni Mubarak (que ayer reunió en Sharm el-Sheij a un puñado de dirigentes europeos, entre ellos Zapatero, Merkel, Brown, Sarkozy, Berlusconi y Topolanek, para apuntalar sus esfuerzos mediadores) fueron las que provocaron el inesperado comunicado emitido por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), y firmado también por el resto de facciones armadas de la franja de Gaza.
Siga leyendo el artículo del diario ABC de España
Los movimientos de acercamiento mutuo permitieron, por primera vez en veintitrés días de pesadilla, crear entre la exhausta población palestina una ilusión de calma, volátil e incierta. Y muy frágil, porque los islamistas dejaban claro que volverán a la carga si no hay una evacuación militar completa en una semana, e Israel aseguraba no tener un calendario fijo para tal salida, y sí estar examinando la evolución de su enemigo «minuto a minuto». Tras una reunión con líderes europeos en Jerusalén, entre los que se contó José Luis Rodríguez Zapatero, el primer ministro judío, Ehud Olmert, reiteró que Israel «no tiene intención de quedarse» en la Franja, pero que sólo la abandonarán del todo cuando se logre «una tregua estable».
«¿Qué habrá sido de mi casa?» En el machacado campo de batalla, no perdieron el tiempo. «Me han dicho que esos diablos se han ido, me voy a ver cómo empezar de nuevo. No sé qué habrá sido de mi casa, voy para allá con el corazón lleno de miedo porque no tengo garantías de si hay alguna seguridad o no, pero no tengo otra opción», afirmaba Riyah Shahadeh desde la capital de Gaza, mientras cargaba a su familia y sus colchones en un camión para regresar a su ciudad, Beit Lahya, de la que huyó agobiado por las bombas. En las localidades de Israel próximas a la Franja, situadas dentro del radio donde hasta el mismo domingo a mediodía siguieron impactando hasta 17 cohetes «Kassam», la población se quejaba de que el fin de la ofensiva estaba llegando demasiado pronto.
En cualquier caso, Hamás se plegó ayer a detener su propio fuego, y a dar una oportunidad a la vuelta a la normalidad. Según fuentes cercanas a El Cairo, las «fortísimas presiones» del presidente Hosni Mubarak (que ayer reunió en Sharm el-Sheij a un puñado de dirigentes europeos, entre ellos Zapatero, Merkel, Brown, Sarkozy, Berlusconi y Topolanek, para apuntalar sus esfuerzos mediadores) fueron las que provocaron el inesperado comunicado emitido por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), y firmado también por el resto de facciones armadas de la franja de Gaza.
Siga leyendo el artículo del diario ABC de España


No hay comentarios.:
Publicar un comentario