
La ciudad de Urumqi tomada por la policía, paramilitares y militares. Reuters
La ciudad de Urumqi ha amanecido del toque de queda decretado ayer con un despliegue total de los 20.000 efectivos enviados por el Gobierno para controlar el brote de violencia interétnica entre los uigures y los chinos han.
El toque de queda decretado sirvió para que detener los enfrentamientos aunque éstos sí se dieron antes y despues de la franja horaria de las 21.00 horas local y 08.00 horas "para evitar un aumento del caos", dijeron desde el gobierno regional.
El desfile de parapolicías, policías y militares por las calles del centro de la capital de la región de Xinjiang parecía destinado a demostrar que el gobierno regional tiene bajo control la situación de violencia, que hoy cumple su cuarto día de tensión, y a tranquilizar a los chinos han a quienes el gobernador de la provincia ha prometido proteger. Desde el cielo, los helicópteros militares sobrevuelan la ciudad.
Propaganda del gobierno regional caía del cielo, lanzada desde los helicópteros, haciendo un llamamiento a la calma y para para que todos, musulmanes uigures y chinos han, volvieran a sus casas. "¡Id a casa, no hagáis estupideces !", se podía leer en los panfletos.
Por su parte, el presidente chino, Hu Jintao, ha llegado ya a Pekín desde Florencia para hacer frente a la crisis en la región de Xinjiang por lo que ha abandonado la reunión del G-8 que comienza este miércoles en la ciudad italiana de L'Aquila.
Las llamadas a la calma del gobierno regional han surtido efecto y hoy los chinos han han dejado sus armas en casa para ir retomando la actividad cotidiana. No obstante, la situación dista mucho de ser estable. En la mezquita de Han Teng Geli, elmundo.es pudo asistir a nuevos enfrentamientos entre las dos etnias que fueron rápidamente reprimidos por la policía antidisturbios.
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