miércoles, marzo 30, 2011

LIBIA: Robos, hambre y desolación en una tierra arrasada por la guerra

En los últimos días, el frente de guerra se movió 400 kilómetros sobre toda la franja mediterránea del norte libio. Una vez ganada Ajdabiya, punto estratégico que las tropas khadafistas tenían en el Este, tres amaneceres fueron necesarios para que la insurgencia aprovechase las bombas aliadas y avanzara 400 kilómetros por el desértico oeste hasta las afueras de Sirte, ciudad natal del coronel Muammar Khadafy.

Las imágenes que entregaba la ruta ayer eran tan gráficas como reflexivas. Estaba plagada de tanques destruidos y centenares de autos civiles quemados por la artillería liviana. Sobre la sombra de los pocos árboles que existen, muchas familias improvisaban campamentos. Algunas casas todavía están intactas y otras tienen impactos de cañones que llegaron a traspasar hasta tres dormitorios de una vez. Nadie se preocupa por limpiar o tirar la basura.

De Ajdabiya en adelante la situación empeora y las consecuencias ocultas del conflicto se dejan ver por primera vez. En las estaciones de servicio reina la ley del más fuerte: milicianos armados controlan quiénes deben llenar el tanque. Veintenas de autos hacen fila por un turno que puede volverse insoportable. Como no funcionan los surtidores, el proceso es tan lento que la mayoría prefiere seguir paso y abandonar el auto en el medio del desierto.

El camino tampoco perdona y nada queda a salvo de la ofensiva militar: caballerizas, paredes de barro y tractores fueron destrozados sin razones aparentes.

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