A la diplomacia brasileña pareció molestarle que la Casa Blanca no despliegue para su presidenta todo el boato que acaba de dispensarle al primer ministro británico, David Cameron, en su reciente visita "de Estado".
Pero de lo que no cabe duda es que hoy el presidente Barack Obama en persona desplegará toda su cortesía para ungir a Dilma Rousseff como interlocutora estelar para repasar la crisis mundial y, especialmente, los problemas de la región.
Apenas un año después de haber recibido a Obama en su país, Dilma llega hoy a Estados Unidos con "ánimo abierto" y "espíritu conciliador", pero dispuesta a hacer notar que su país juega en las grandes ligas internacionales como parte del peso que representa al estar integrado en el llamado bloque BRIC con países del peso de la India, China y Rusia.
La presidenta trae en carpeta el interés de aumentar la relación comercial con Estados Unidos, así como discutir la reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde aspira a que Brasil tenga un asiento como miembro permanente.
Con un muy alto perfil, la gira incluirá, hoy mismo, un encuentro en la influyente Cámara de Comercio norteamericana, para el cual, desde hace días, están inscriptos ya los directivos de las principales corporaciones norteamericanas.
En un gesto inusual, también confirmó su asistencia a la cumbre empresarial la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en una muestra de la simbiosis que suele hacer del comercio como nueva arma de la diplomacia.
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