La campaña del chavismo por las regionales cierra hoy marcada, en la última semana, por una clara asociación entre los actos de campaña y las concentraciones de oración por la salud del presidente Hugo Chávez. Por primera vez desde 1999, el jefe del Estado no participó directamente en la contienda electoral y todo hace pensar que por primera vez no estará en el país el día de una elección. Para los oficialistas, el escenario de una campaña sin el acompañamiento in situ de Chávez es inédito; el impacto se conocerá el domingo.
La oposición, por su parte, enfrentó la campaña regional desmovilizada tras la derrota en las presidenciales y sin recursos. El poco tiempo entre una contienda y otra impidió la recuperación de los adversarios del Gobierno. En ambos casos, la enfermedad del primer mandatario entró en el juego electoral como un factor no planificado, pero de efectos que se harán visibles el día de los comicios.
El politólogo Farith Fraija Norwood aclaró que no se puede hablar de ausencia absoluta del jefe del Estado en la campaña porque su figura se mantuvo presente como un factor de cohesión para el chavismo, a lo largo del mes y medio que duró. Pero, sin duda, la no realización de recorridos, el hecho de no haber viajado a los estados ni levantado la mano a sus candidatos marcó una diferencia sustancial con procesos anteriores.
Sostuvo que la participación de Chávez en la contienda se dio de manera diferente a la tradicional: “Chávez participó en la campaña regional a través de su victoria presidencial. Yo no comparto la tesis de que los resultados del 7-O no incidirán en los del 16-D. La presidencial fue una elección que dejó un saldo organizativo muy importante para el PSUV y que se medirá el domingo”.
Otro aspecto que destacó Fraija es la figuración pública de nuevos rostros en el oficialismo. “El PSUV empezó a consolidar un liderazgo colectivo. Hay responsables por área que comenzaron a asumir más protagonismo, dirección”, dijo. Es el caso de los líderes con mayor proyección nacional, como Diosdado Cabello, que como primer vicepresidente del partido asumió los recorridos; Jorge Rodríguez, que como jefe del comando de campaña se mantuvo al frente de la estrategia, y Nicolás Maduro, que no ha participado activamente en la campaña pero le ha tocado asumir la vocería como vicepresidente.
En opinión de Fraija, la enfermedad del presidente Chávez y su obligado reposo médico ayudaron al PSUV a entrar en un proceso de maduración. “Algunos lo asumen con una visión errada al decir que hay una pelea interna, cuando en realidad lo que ocurre es que están surgiendo líderes intermedios en plena campaña”, dijo.
El analista político cercano al chavismo admitió que la enfermedad del Presidente se incorporó, sobre todo la última semana, a la campaña por las gobernaciones: “El partido está dinamizando la asociación de la salud del Presidente con la participación del próximo domingo y eso es válido. Creo que impactará en la reducción de la abstención proyectada para estas elecciones”, indicó.
Sin sombra. El politólogo y analista Mario Perdigón sostuvo que el PSUV ha crecido con una dependencia del liderazgo nacional de Chávez sin alimentar un liderazgo regional. “Todos sus cuadros de dirección se han mantenido a la sombra de Chávez. Ahora, la circunstancia del Presidente ha obligado al partido a proyectar a sus líderes regionales”, indicó.
Explicó que dentro de la adversidad que implica la enfermedad del jefe del Estado, la coincidencia de ese suceso con el final de la campaña dejó un aspecto positivo para el PSUV cuyos réditos se verán después del 16-D con el surgimiento y consolidación de otros líderes.
“De la estructura que logre el PSUV después de esta coyuntura podría depender la sobrevivencia del partido, en caso de que el Presidente no pueda seguir al frente. Es una gran prueba para ellos”, dijo Perdigón.
Destacó que el discurso de Maduro se ha repotenciado luego de su designación como vicepresidente, con la incorporación de elementos sentimentales que buscan sintonizar con los sectores D y E identificados con el oficialismo, y también con elementos de mediación política para llegarle a algunos factores de oposición.
“El de Diosdado Cabello, en cambio, es un discurso agresivo y radical, a mi juicio, inconveniente para el momento político que vive el país. El oficialismo debería en este momento jugar al entendimiento, al equilibrio y la paz”, apuntó.
Motivación electoral
En el oficialismo todo acto está calculado. Si bien la enfermedad de Hugo Chávez causa dolor y preocupación, el PSUV efectúa, en paralelo, oraciones y mítines proselitistas por los gobernadores. El primero fue el domingo cuando, desde el Palacio Municipal, los 23 abanderados suscribieron un documento de lealtad con “la patria y Chávez” y consideraron ganar como un tributo al Presidente. “El chavismo no es fuerza de tristeza, es de combate”, dijo Jaua.
En paralelo, lanzaron la propaganda “Yo soy Chávez”, mientras que los aliados trataron de posicionar sus tarjetas. El secretario general del PCV, Oscar Figuera, exhortó a votar por el Gallo Rojo para garantizar la continuidad del proceso iniciado por el barinés. El secretario general del MEP, Wilmer Nolasco, instó a darle el voto al oficialismo para preservar la estabilidad política.
El martes el vicepresidente Nicolás Maduro expresó dolor por la enfermedad de Chávez, pero, al final de su intervención en Miraflores, invitó a votar por “los revolucionarios”. El último elemento es la vinculación del “sentimiento por Chávez con el accionar político”, como lo describió Elías Jaua: los cierres de campaña con misas o cadenas de oraciones en los estados.
Fuente. DIARIO EL NACIONAL DE CARACAS
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