miércoles, abril 24, 2013

Evo demandará a Chile



Artículo publicado en el Diario Financiero el lunes 15 de abril de 2013

El presidente de Bolivia, Evo Morales, eligió el camino de la demanda contra Chile, anunciando a su vez que el ex presidente de ese país, Eduardo Rodríguez, se ocupe de ser el agente que lidere el equipo de juristas que se encargarán del contexto general de la demanda.

Evo concurrirá a la jurisdicción de la Corte Internacional de La Haya, que está contemplada en el Protocolo de 1907 (complementario al Tratado de Paz y Amistad de 1904, como un segundo paso), luego del trabajo desarrollado por la Dirección Estratégica Marítima, a cuyo cargo quedaron todos los preparativos, acopio de antecedentes, reuniones con expertos y caminos que finalmente tomará La Paz.

Lo primero que tiene precisar Bolivia es si concreta la demanda contra Chile, con lo que ello significa para la relación bilateral. Desde hace ya dos años, las relaciones entre Santiago y La Paz están en su mínimo nivel, no sólo por las constantes amenazas de cristalizar la demanda, sino además por el lenguaje desproporcionado y descomedido que ha venido utilizando Evo para referirse al presidente Piñera, llegando incluso a señalar que da por cerrado cualquier entendimiento con el actual y legitimo gobierno de Chile. Luego, y como segundo aspecto, cuál es el objeto de la demanda: ¿pedirán la nulidad del Tratado de Paz y Amistad de 1904? ¿Querrán que se revise? ¿O será que alegarán las llamadas tres “i”: impuesto, injusto e incumplimiento?

En término prácticos, abrazar este camino es “atravesar el Rubicón” y dejar abandonada la posibilidad de una salida negociada. Y ése es el hecho que no ha contemplado el presidente Morales. Denunciar el Tratado que fijó los límites, revisarlo o decir que no hay un cumplimiento chileno, más que una osadía, es atacar el pilar fundamental del Derecho Internacional: el cabal cumplimiento de los Acuerdos. De lo contrario, se caería en el peligroso umbral de querer desatar -más que los tratados- la propia historia, remontándose a los aspectos que dieron origen a los límites.

Así las cosas, los fundamentos que considere Evo Morales deben ser pruebas documentales e históricas, que -para el caso de Chile- no se ve por dónde un Tribunal Internacional pueda acoger una demanda de esta naturaleza. También le será difícil demostrar que Bolivia tiene un derecho adquirido de salida al Océano Pacífico, porque esa aspiración no hace parte del tratado y, en ningún acuerdo o protocolo oficial, las dos partes validaron el mérito a que Chile ofreció una salida soberana. En la vía de los hechos históricos, el Tratado de 1904 se ha cumplido, y lo que sí ha existido, es el ánimo de mejorar la calidad de lo resuelto en el documento oficial limítrofe, con el fin de ofrecer las garantías para que mercaderías y productos fluyan por puertos chilenos hacia el altiplano.

¿Por qué tendría que ir Chile a la Corte Internacional de Justicia si no existe un fundamento sólido jurídico para anular el Tratado de Paz y Amistad de 1904? En este sentido, claramente la corte no tiene competencia, porque no hay nada por dirimir en términos de límites ni de interpretar. ¿Qué cosa adicional puede agregar Bolivia a los alegatos que hiciera ante la Sociedad de las Naciones los años 1920 y 1921? El resultado en aquel entonces fue un tribunal formado para tal efecto, el cual no admitió la demanda porque dicha organización no podía modificar ningún tratado – que era precisamente lo que Bolivia solicitaba- y fue concluyente al señalar que cualquier cambio en los pactos territoriales era de exclusiva competencia de las partes firmantes.

O sea, intentar una reinterpretación de la Corte es inviable en el plano jurídico. Y buscar un arbitraje es necesario cuando las partes necesitan zanjar una situación no resuelta.
Chile, en lo práctico, cumple con lo establecido por el Tratado de Límites, y ha accedido a sostener conversaciones para una salida al Océano Pacífico, sin que ello signifique un cambio del acuerdo base. El tratado limítrofe no ha estado en discusión. Las facilidades portuarias y aduaneras han dinamizado el comercio. Por cierto, en todo caso, los diálogos bilaterales han estado marcados por una característica: no tocar el tema del Tratado de 1904 y más bien avanzar en otro tipo de arreglo, o sea, la posibilidad que Chile ceda una franja territorial al norte de Arica, junto a la actual frontera entre Chile y Perú. El espíritu siempre ha estado presente en que haya una salida al Pacífico, y se han buscado muchas fórmulas para ello. La vez que más cerca se tuvo, Perú que tiene la llave para cerrar positivamente, el punto no la brindó.

Lo complejo de demandar el tratado es tensionar al máximo una relación que marchaba por rieles. Se aprecia una oportunidad de crear un cuadro geopolítico adverso a Chile, sumándose a la demanda que hiciera Perú.

Chile tendrá que ofrecer una respuesta a la escala de lo que pude significar una demanda a un tratado. ¿Puede la cancillería chilena seguir negociando la agenda de los 13 puntos con una demanda encima? ¿Ese es el clima de confianza que se dijo buscar entre los dos países? 

Los fundamentos del gobierno de Evo Morales son inexistentes y, por ello, la frustración que puede provocar en su pueblo es mayor. ¿Habrá medido ese riesgo, Evo? No todo puede estar exclusivamente en función de intereses políticos personales. La visión es la virtud más destacada de los líderes y ella es la que se le nubló al presidente Morales.

Autor: Libardo Buitrago

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