domingo, agosto 10, 2014

Los conflictos armados aún abiertos más largos de la historia

Los conflictos armados aún abiertos más largos de la historia

Choques entre ideologías y violentas disputas por el territorio son las principales causas de estos enfrentamientos


1. Israel y Palestina, 66 años luchando por «la tierra prometida»

El pasado 8 de julio Israel comenzaba su operación «Margen Protector» sobre la Franja de Gaza. Este es sólo el último episodio delconflicto armado aún abierto más duradero. Desde que en 1948 se estableció el Estado de Israel, los palestinos han ido retrocediendo en el territorio hasta quedar reducidos a la Franja de Gaza (385 kilómetros cuadrados) y Cisjordania (5.640).
El conflicto ha incluido diversas guerras entre los países árabes e Israel, y parece todavía muy lejana su solución, pese a que representantes palestinos e israelíes dialogan estos días en El Cairo. Hamás demanda un levantamiento del bloqueo sobre la Franja, Israel se niega.
Aunque las negociaciones den sus frutos y la última ofensiva israelí concluya, no parece problable una pronta salida de este conflicto: ni dos estados separados pero en convivencia pacífica, ni un único estado con dos naciones.


2. Las dos Coreas, envueltas en un armisticio que no puso «punto y final» a una guerra de 64 años

Bajo el gobierno de Kim Jong-Un, la República Popular Democrática de Corea no tiene visos de querer firmar la paz con su vecina del sur. El paralelo 38 divide la península de Corea en dos países que continúan, desde 1950, en guerra. Comunistas los del norte y con apoyo norteamericano los del sur, en 1953 llegaron a un armisticioque pausó el conflicto, aunque no se llegó a firmar la paz. Desde entonces, la península ha sufrido diversos picos de tensión. El último,en 2013. Los tambores de guerra volvieron a elevar los titulares de los periódicos cuando el nieto del mitificado Kim Il-Sung supuestamente realizó pruebas nucleares. Misiles lanzados por uno y otro bando en el mar de Corea provocaron que Corea del Norte se declarara de nuevo en «estado de guerra» y que Estados Unidos aplicara nuevas sanciones económicas al país asiático.

3. Colombia, 50 años de guerrillas

Los colombianos esperan pronto la solución a su conflicto interno.El último proceso de paz parece que sigue avanzando, y la victoria en las elecciones de Juan Manuel Santos el pasado mes de junio, cuyacampaña se sustentaba básicamente en el argumento de la lucha por la paz, puede ser un buen terreno para que las guerrillas abandonen las armas.
Las negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en La Habana y Oslo continúan y dilatan un proceso que dura ya más de veintidós meses. Aunque resulta poco si se compara con los más de 50 años que lleva este conflicto desangrando al país y que se ha convertido en uno de los que más desplazados internos ha generado: unos cinco millones de personas.


4. El «Nuevo Ejército del Pueblo», 45 años luchando en Filipinas

El Nuevo Ejército del Pueblo, (NPA en inglés), brazo armado del Partido Comunista de Filipinas, es un grupo guerrillero que posteriormente ha alcanzado la categoría de «grupo terrorista» para EE.UU. y la Unión Europea. Alcanzó su punto álgido en los años ochenta, bajo la dictadura de Ferdinand Marcos. En la actualidad, aunque debilitado y con menos legitimidad entre la población tras las continuas luchas contra el gobierno o las purgas internas, continúa con su objetivo de alcanzar el poder y transformar el sistema político y el modelo socioeconómico de Filipinas. Por sutendencia eminentemente comunista, atenta también en ocasiones contra la vida de los ciudadanos de EE.UU. en el país asiático, y tras el 11 de septiembre de 2001 fue incluido en la lista de organizaciones terroristas.
Las negociaciones de paz con el gobierno filipino, que comenzaron en los noventa, se mantienen de forma intermitente y con acusaciones mutuas de violar los distintos altos el fuego y armisticios.


5. Sáhara Occidental, 37 años luchando por un referéndum de independencia

Arena y tierras áridas, pero también fosfatos e importantes caladeros de pesca. El Sáhara Occidentalantigua colonia española, pasó de estar bajo el gobierno de Franco al «protectorado» marroquí. Tras la Marcha Verde, y en unos acuerdos que los saharauis consideran ilegales, España otorgó a Marruecos la potestad para controlar el territorio «provisionalmente». En busca de una mayor independencia, esta vez del reino marroquí, los saharauis formaron el llamado Frente Polisario, brazo armado de la República Árabe Saharaui Democrática, que se convertiría en un «gobierno en el exilio» de una nación sin territorio.
Los saharauis en zona marroquí han estado abogando por unreferéndum de independencia que se topa con el principal problema del censo: quién es saharaui y quién no y quién tiene derecho a votar. Un elemento complejo dado el componente nómada de ese pueblo y la progresiva infiltración de marroquíes (con subvenciones de Rabat) en territorio saharaui.


6. Pakistán e India, 31 años en disputa por la zona de Cachemira

Cachemira es el territorio entre India y Pakistán por el que ambos países suspiran desde la su separación. En tres ocasiones (1947-1948; 1965; 1971) estos estados se han enfrentado en conflictos armados por el control de Cachemira, aunque tras el 1971 el conflicto se trasladó de fronteras adentro en forma de grupos insurgentes. Estas milicias luchan tanto por la adhesión de Cachemira a Pakistán como por la completa independencia del territorio. Desde el inicio del proceso de paz entre India y Pakistán en 2004, la violencia ha experimentado una reducción considerable, aunque de vez en cuando se encienden focos de tensión entre el gobierno indio e insurgentes.


7. Veintiséis años del reino del terror de Kony y su «Ejército de Resistencia del Señor», en el Congo, Uganda y Sudán

«Una Uganda gobernada bajo los Diez Mandamientos» es la premisa del Ejército de Resistencia del Señor (LRA en inglés), que desde 1987 lucha de forma sangrienta por el control de la zona de los grandes lagos y los recursos. Su líder Joseph Kony es considerado por sus fieles como la última reencarnación de Jesucristo. En 2012 saltó a la palestra internacional por una campaña «para hacerlo famoso» que pretendía mostrar los crímenes contra la humanidad que, bajo sus órdenes y en «defensa del milenarismo bíblico», cometía el LRA.
En estos 26 años, el grupo rebelde ha asesinado a cerca de 10.000 civiles, así como secuestrado a cerca de 20.000 niños en la zona del norte de Uganda, Sudán del Sur, República Centroafricana y el este del Congo.

8. Somalia, un «estado fallido» azotado por más de dos décadas de conflicto interno

En 1988 una coalición de grupos opositores se rebeló contra la dictadura de Mohammed Siad Barre. Tres años después consiguieron derrocarlo pero, sin una autoridad central efectiva, las distintas partes de la coalición se enfrentaron entre sí y con milicias, clanes, subclanes y señores de la guerra locales.
Desde entonces, Somalia ha sido un peligroso tablero de ajedrez sin rey ni reina en el que los numerosos contendientes luchan «todos contra todos». La comunidad internacional ha intentado solucionar el conflicto con intervenciones en los años 90 y con distintas injerencias e invasiones de los gobiernos de Kenia, Etiopía o Eritrea, pero el conflicto continúa enquistado en el país. A esta herida abierta se le ha unido la actividad del grupo islamista Al-Shabab, cuyo último comunicado ha sido para advertir a la comunidad internacional de que derribaría aquellos aviones que sobrevolaran su zona de influencia.


Irak, la guerra de nunca acabar de los Estados Unidos

Irak, la guerra de nunca acabar de los Estados Unidos


Obama se ve arrastrado a una operación militar que quería evitar a toda costa. Los Estados Unidos encadenan intervenciones en el país de los dos ríos desde 1991

Una vez más, los Estados Unidos vuelven a combatir en Irak. Después de que el Pentágono diera por completada la retirada de sus tropas del país de los dos ríos en diciembre de 2011, el incontenible avance de los fanáticos del Estado Islámico y la incapacidad del primer ministro Al Maliki de mantener el orden han obligado a Obama a emprender una nueva intervención militar para evitar que un país que se ha cobrado la vida de miles de militares norteamericanos en los últimos años salte en pedazos.
Los ataques aéreos aprobados ayer por el presidente y que hoy han empezado a llevarse a cabo constituyen solo un nuevo episodio en una larga lista de aventuras militares norteamericanas en un estado clave por los recursos energéticos que alberga y por su papel en el equilibrio de una región clave para los intereses norteamericanos.
La primera de las guerras del Golfo comenzó en 1991, cuando el presidente George Bush padre puso en marcha la operación Tormenta del Desierto. Sadam Hussein había invadido el vecino Kuwait y las tropas mandadas por los generales Norman Schwarzkopf yColin Powell, apoyadas por una coalición de 34 países, tardaron apenas unas semanas en desarbolar al Ejército iraquí y expulsarlo del territorio kuwaití.
Tras la victoria aliada, la ONU impuso un embargo sobre el régimen de Hussein, que sobrevivió como dictador iraquí y se convirtió entonces en la bestia negra de los norteamericanos. El fin de la Primera Guerra del Golfo no supuso que terminaran las intervenciones militares occidentales en suelo iraquí y en 1992 y 1993 aviones estadounidenses y británicos lanzaron ataques aéreos contra objetivos selectivos.
Las bombas estadounidenses volvieron a golpear Irak en 1998. El entonces inquilino de la Casa Blanca, Bill Clinton, acosado a nivel doméstico por el escándalo Lewinsky, ordenó una nueva tanda de ataques que muchos observadores interpretaron como un intento de desviar la atención de sus apuros internos.

Sin alternativas para Obama

Pero la caída de aquel al que George Bush padre definió como el «brutal dictador de Bagdad» no llegaría hasta el año 2003, cuando George Bush hijo acusó a Sadam de poseer armas de destrucción masiva y de apoyar el terrorismo internacional. Poco después puso en marcha una invasión de Irak que tenía como objetivo declarado derrocarlo. En un mundo todavía bajo el impacto de los ataques del 11-S, Bush hizo oídos sordos a las masivas movilizaciones contra la guerra que surgieron en numerosos países del mundo y, con el apoyo de los Gobiernos británico y español entre otros, pero también con el rechazo de potencias de peso como Francia o Alemania, declaró una guerra que daría oficialmente por terminada en mayo de 2003.
Pero la historia de los once años que han pasado desde aquello demuestra que a pesar de todas sus intervenciones, los Estados Unidos no han logrado el gran objetivo de estabilizar el país. Ahora, la barbarie del Estado Islámico y la ineptitud sectaria del Gobierno de Nuri al Maliki han obligado a Obama a embarcarse en una nueva operación militar que no quería ver ni en pintura. La alarmante evolución de los acontecimientos, con el EI comiéndole terreno a los kurdos, masacrando a las minorías religiosas del país y cada vez más cerca de Bagdad, no le han dejado alternativa al presidente.

EE.UU. realiza cuatro nuevos bombardeos contra el Estado Islámico cerca de Sinyar


Aviones de combate y drones no tripulados han llevado a cabo el primero de los ataques a las 15:20 GMT, según el Comando Central de Estados Unidos

Estados Unidos ha continuado con los bombardeos selectivos contra los objetivos de la banda terrorista Estado Islámico (EI) en el norte de Irak para defender y proteger a la minoría yazidí que vivie en el Kurdistán, según ha hecho público el Pentágono.
Aviones de combate y aviones no tripulados han llevado a cabo el primero de los ataques a las 15:20 GMT, según apuntó el Comando Central de Estados Unidos, encargado de Oriente Medio.
Dicho bombardeo tenía como objetivo acabar con dos vehículos blindados que estaban disparando contra los yazidís cerca del monte Sinyar, uno de los cuales fue alcanzado y destruido; mientras que 20 minutos más tarde, durante otro ataque, un avión estadounidensebombardeó y destruyó otros dos vehículos blindados y un camión armado.
El tercer ataque de hoy se produjo a las 19:00 GMT, cuando otra aeronave estadounidense acabó con otro vehículo blindado en la misma zona.
El viernes, dos series de ataques aéreos estadounidenses alcanzaron una posición de artillería del grupo yihadista, destruyeron un convoy de militantes, y mataron a los militantes que manejaban los morteros.
Precisamente en la mañana de hoy, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció el éxito de los primeros bombardeos selectivos contra los yihadistas del EI, pero reiteró la necesidad de crear un gobierno de unidad iraquí que, en última instancia, ataje el problema.
Dichos ataques, aseguró, «han destruido con éxito armamento y equipos que los terroristas del EI podrían haber utilizado contra Erbil», mientras que las fuerzas kurdas sobre el terreno continúan defendiendo la urbe, a la vez que el gobierno iraquí y Estados Unidos han aumentado su asistencia a esas tropas.
Estados Unidos ha completado también dos series de lanzamientos de comida y agua para las decenas de miles de refugiados aislados en el monte Sinyar, una ayuda humanitaria que respaldarán los gobiernos deFrancia y Reino Unido, según constató el propio Obama tras hablar hoy con su homólogo francés, François Hollande y el primer ministro británico, David Cameron.

Moody’s: el envejecimiento poblacional reducirá el crecimiento económico en el mundo

Moody’s: el envejecimiento poblacional reducirá el crecimiento económico en el mundo


New York. El ritmo sin precedentes del envejecimiento implicará un costo demográfico que enlentecerá el crecimiento económico de los próximos 20 años, tanto en economías desarrolladas como emergentes. Esto ocurre debido a que las poblaciones en edad laboral se reducen y disminuyen los índices de ahorro familiar, según Moody’s Investors Service.
El comentario titulado “Population Aging Will Dampen Economic Growth over the Next Two Decades”, es parte de una serie de análisis sobre los desafíos crediticios que enfrentan gobiernos y corporaciones a medida que envejece la población mundial.
“La transición demográfica, considerada muchas veces como un problema a largo plazo, ya es una realidad y disminuirá significativamente el crecimiento económico”, indica Elena Duggar, senior vice president de Moody’s y una de las autoras del comentario, agregando que “se estima que el envejecimiento reducirá el crecimiento económico anual total en un 0,4% entre 2014 y 2019, y en una escala mucho mayor del 0,9% entre 2020 y 2025”.
“Las reformas de políticas a mediano plazo que mejoren las tasas de participación laboral, racionalicen la migración y mejoren los flujos financieros podrían mitigar parcialmente el impacto del envejecimiento sobre el crecimiento económico. Asimismo, a largo plazo, la innovación y el progreso tecnológico que mejoran la productividad tienen el potencial de disminuir los efectos de desaceleración pronosticados debido a los rápidos cambios demográficos”, agrega Madhavi Bokil, assistant vice president y coautor del comentario.
A diferencia de lo que generalmente se cree, el envejecimiento no es un problema que se aplique únicamente al mundo desarrollado. Muchos mercados emergentes ya están clasificados como países en envejecimiento. Países como Rusia, Tailandia, Chile y China tienen características demográficas en rápido deterioro. Hasta países relativamente jóvenes, como Brasil y Turquía, están envejeciendo. Además, el ritmo de envejecimiento de algunos de estos países es más rápido que el de las economías desarrolladas.
De acuerdo con Moody’s, para el año próximo, más del 60% de los países evaluados estarán envejeciendo, y tendrán más del 7% de su población con 65 años o más. Para el año 2020, las sociedades muy envejecidas (poblaciones con más del 20% de habitantes de edad avanzada) aumentarán a 13 en el mundo, en comparación con las tres que existen actualmente (Italia, Alemania y Japón). Para el año 2030, 34 países estarán muy envejecidos.
La entidad prevé que el crecimiento de la población en edad laboral en el mundo entre 2015 y 2030 será solo la mitad del crecimiento que tuvo lugar durante los 15 años anteriores (es decir, 13,6% en contraposición al 24,6%). Todos los países, con excepción de unos pocos en África, tendrán que enfrentar una población en edad laboral de crecimiento más lento o en declive.
El envejecimiento mundial reducirá el crecimiento económico debido a una menor provisión laboral y menores tasas de ahorro, lo que a su vez reducirá la inversión. Se estima que el crecimiento de un 1% en el indicador de envejecimiento conocido como “tasa de dependencia” (es decir, la relación entre la población de más de 65 años y la población de entre 15 y 64 años) llevará a una disminución de entre 0,5% y 1,2% en los índices de ahorro promedio, lo cual afectará de manera adversa a la inversión.

domingo, agosto 03, 2014

Europa financia el terror con sus rescates

Europa financia el terror con sus rescates


El dinero llenaba tres maletas: cinco millones de euros. Nada más aterrizar en Bamako en un avión militar casi vacío, el funcionario alemán encargado de entregar el cargamento se reunió en secreto con el presidente de Malí, que había ofrecido a Europa una salida que le permitía resolver el problema y guardar las apariencias.
Oficialmente, Alemania había presupuestado el dinero como parte de la ayuda humanitaria a Malí. En realidad, todos los implicados sabían que el dinero iba destinado a un extraño grupo de extremistas islámicos que tenían en su poder a 32 rehenes europeos, según seis altos diplomáticos que intervinieron en el intercambio.
Las maletas partieron en unas camionetas rumbo al norte, hasta el corazón del Sáhara, donde unos combatientes barbudos que pronto se transformarían en un brazo oficial de Al Qaeda contaron el dinero sobre una manta extendida en la arena.
Este episodio de 2003 fue una experiencia aleccionadora para ambas partes. Once años después, las entregas en Bamako son ya un ritual muy ensayado, igual que las docenas de transacciones de este tipo que se realizan en otros lugares de todo el mundo. Secuestrar a europeos para cobrar un rescate se ha convertido para Al Qaeda en un negocio global que financia sus actividades en todo el mundo.
Aunque los gobiernos europeos niegan el pago de rescates, una investigación llevada a cabo por The New York Times ha descubierto que Al Qaeda y sus filiales han obtenido al menos 94 millones de euros a cambio de secuestrados desde 2008 —49 millones solo el año pasado—. En varios comunicados, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos habla de cantidades que, sumadas, colocan el total en 123 millones de euros para ese mismo periodo.
Estos pagos fueron desembolsados casi exclusivamente por gobiernos europeos, que canalizaron el dinero a través de una red de terceros, a veces enmascarado como ayuda al desarrollo, según los testimonios de antiguos rehenes, negociadores, diplomáticos y funcionarios recabados para este reportaje en 10 países de Europa, África y Oriente Próximo. Los mecanismos secretos del negocio de los secuestros también salieron a la luz en miles de páginas de documentos de Al Qaeda que la autora de este artículo descubrió el año pasado en el norte de Malí.
En sus primeros tiempos, Al Qaeda recibía la mayor parte de su dinero de donantes ricos, pero los responsables de la lucha antiterrorista creen que el grupo sostiene hoy casi toda su labor de reclutamiento, entrenamiento y adquisición de armas con los rescates que pagan los europeos. En otras palabras: Europa se ha convertido en financiador involuntario de Al Qaeda.
Los ministerios de Exteriores de Austria, Francia, Alemania, Italia y Suiza han negado, por teléfono o por correo electrónico, haber pagado a los terroristas. “Las autoridades francesas han dicho en repetidas ocasiones que Francia no paga rescates”, dice Vincent Floreani, director adjunto de comunicación del Ministerio de Asuntos Exteriores francés.
Varios altos diplomáticos que han participado en negociaciones describen la decisión de pagar rescates por sus compatriotas como una disyuntiva angustiosa: ¿acceder a las demandas de los terroristas o dejar que maten a inocentes, a menudo por métodos públicos y repugnantes?
Sin embargo, el hecho de que Europa y sus intermediarios continúen pagando ha desencadenado un círculo vicioso. “El secuestro para obtener un rescate es ya la principal fuente de financiación del terrorismo”, aseguró en 2012 David S. Cohen, subsecretario del Departamento del Tesoro estadounidense encargado de terrorismo e inteligencia financiera. “Cada transacción alienta otra transacción”.
Y es un negocio floreciente: si en 2003 los secuestradores cobraban alrededor de 150.000 euros por rehén, hoy llegan a obtener hasta 7,5 millones. “El dinero de los secuestros es un botín fácil”, escribió Nasser al Wuhaysi, líder de Al Qaeda en la Península Arábiga. “Un comercio rentable y un valioso tesoro”. Los ingresos generados son tales que los documentos internos muestran que, ya hace cinco años, el mando central de Al Qaeda en Pakistán supervisaba las negociaciones sobre rehenes en África. Además, los relatos de los supervivientes revelan que las tres grandes filiales del grupo terrorista —Al Qaeda en el Magreb Islámico, en el norte de África, Al Qaeda en la Península Arábiga, en Yemen, y Al Shahab, en Somalia— coordinan sus esfuerzos y se rigen por un protocolo común de secuestros.
Para que sus combatientes sufran los mínimos riesgos posibles, las filiales del terror subcontratan la captura de rehenes a grupos criminales que trabajan a comisión. Los negociadores, al parecer, se quedan con un 10% del rescate, lo cual es un incentivo para aumentar la suma total, de acuerdo con exrehenes y responsables antiterroristas.
La estrategia incluye un cuidadoso proceso de negociación, que empieza con largos periodos de silencio para crear el pánico en los países de origen. Después hacen público un vídeo del rehén en el que suplica a su gobierno que negocie. Aunque los secuestradores amenazan con matar a sus víctimas, en los cinco últimos años las filiales de Al Qaeda han ejecutado a un mínimo porcentaje de secuestrados, una situación que contrasta con la de hace 10 años. Al Qaeda ha comprendido que es más provechoso mantener a los rehenes con vida e intercambiarlos por presos y dinero.
Algunos países, encabezados por EE UU y Reino Unido, se han resistido a pagar. Aunque ambos han negociado con grupos extremistas —la última prueba es el intercambio de presos talibanes por el sargento estadounidense Bowe Bergdahl—, hay una línea que no cruzan, y es la de los rescates.
Se trata de una decisión con graves consecuencias. Mientras que docenas de europeos han recobrado la libertad sin sufrir daños, son pocos los estadounidenses o los británicos que han salido con vida. “Los europeos tienen muchas explicaciones que dar”, dice Vicki Huddleston, ex subsecretaria adjunta de Defensa para asuntos africanos y embajadora en Malí en 2003, cuando Alemania pagó el primer rescate. “Es una política completamente hipócrita. Pagan los rescates y luego niegan haber pagado nada”. Y añade: “El peligro no es solo que alimenta el movimiento terrorista, sino que vuelve vulnerables a todos nuestros ciudadanos”.
El 23 de febrero de 2003, cuatro turistas suizos, entre ellos dos mujeres de 19 años, se despertaron en sus sacos de dormir, en el sur de Argelia, entre los gritos de unos hombres armados, que ordenaron a las jóvenes que se cubrieran el cabello con toallas, se apoderaron de su furgoneta y se largaron con ellos.
En los días posteriores se desvanecieron otros siete grupos de turistas que viajaban por la misma zona del desierto. Los gobiernos europeos se apresuraron a buscar a sus ciudadanos. Pasaron semanas hasta que un avión alemán de reconocimiento regresó con imágenes de los vehículos abandonados. Tiempo después, un explorador a pie vio un objeto blanco a través de sus prismáticos. Era una carta dejada debajo de una roca. Con letra embarullada, exponía las demandas de un grupo yihadista poco conocido, que decía llamarse Grupo Salafista para la Predicación y el Combate.
Armados con unos cuantos fusiles de caza y viejos AK-47, los secuestradores habían logrado capturar en varias semanas a docenas de turistas, en su mayoría alemanes, pero también de Austria, Holanda, Suecia y Suiza. Aunque las primeras emboscadas estaban organizadas, da la impresión de que otros fueron secuestros al azar, como el caso de dos desafortunados turistas de 26 años de Innsbruck, Austria, a los que descubrieron por la hoguera que habían encendido para cocinarse unos espaguetis.
“Después de capturarnos, no parecían saber qué hacer con nosotros”, dice Reto Walther, de Untersiggenthal, Suiza, que estaba en uno de los primeros grupos capturados. “Iban improvisando”. La única comida que tenían eran las conservas que llevaban los secuestrados encima. El único combustible, lo que había en cada depósito. Abandonaban los coches cuando se quedaban sin gasolina, y obligaban a sus rehenes a continuar a pie.
A pesar de ese comportamiento de aficionados, los yihadistas habían dado con un punto débil. Casi ningún rehén se había resistido y, si bien los secuestrados eran más numerosos que sus captores, nunca intentaron escaparse durante su cautiverio, seis meses para algunos de ellos. El siniestro entorno desértico era una “prisión al aire libre”.
Es fundamental el hecho de que, aunque los países europeos tenían una potencia de fuego superior a la de los rudimentarios muyahidines, considerasen que emprender una misión de rescate era demasiado arriesgado.
Los yihadistas pidieron armas. Después plantearon exigencias políticas imposibles de cumplir, como la expulsión del Gobierno argelino. Cuando murió de deshidratación una mujer alemana de 45 años, las autoridades europeas, aterradas, empezaron a pensar que pagar rescates disfrazados de ayuda al desarrollo era un mal menor.
“Los norteamericanos nos dijeron mil veces que no pagáramos rescates. Y nosotros les respondimos: ‘No queremos pagar. Pero no podemos perder a nuestra gente”, dice un embajador europeo destacado entonces en Argelia, y uno de los seis altos funcionarios occidentales que vivieron de cerca los secuestros de 2003 y que han confirmado varios detalles para esta historia. Todos han hablado a condición de conservar el anonimato, porque las informaciones siguen siendo secretas. “Era una situación muy difícil”, dice el embajador, “pero, al fin y al cabo, estamos hablando de vidas humanas”.
Los secuestradores de los turistas europeos usaron los cinco millones de euros para poner en marcha su movimiento, reclutar y entrenar a otros terroristas que llevaron a cabo una serie de ataques devastadores. Se convirtieron en una potencia regional y fueron aceptados en la red de Al Qaeda, que les dio el nombre de Al Qaeda en el Magreb Islámico. A medida que los secuestros se transformaron en su principal modo de vida, fueron refinando el procedimiento.
El 2 de febrero de 2011, cuando sus ojeadores en el sur de Argelia vieron a una turista italiana de 53 años, Mariasandra Mariani, que admiraba las dunas con sus prismáticos, tenían ya muy perfeccionado su sistema. Los pistoleros que la aprehendieron circularon durante días por una ruta que parecía claramente delineada.
Bajo una zarza encontraban un barril lleno de combustible. O un montón de neumáticos para sustituir alguno que se les hubiera podido pinchar. Nunca se les acabó la comida. Mariani se enteraría posteriormente de que contaban con una infraestructura de suministros enterrados en la arena y señalada con coordenadas de GPS.
Años antes, habían dejado sus demandas en una carta bajo una roca. Ahora tenían teléfonos por satélite. Le entregaron el texto que tenía que decir y marcaron el número de la cadena Al Jazeera. “Me llamo Mariasandra Mariani. Soy la italiana que ha sido secuestrada”, leyó. “Sigo en poder de Al Qaeda en el Magreb Islámico”.
Durante sus 14 meses de cautiverio, cada vez que los secuestradores tenían la impresión de que ya no se les prestaba tanta atención, alzaban una tienda en el desierto y obligaban a Mariani a grabar un mensaje en vídeo rodeada de sus secuestradores armados.
Once antiguos rehenes, capturados por grupos de Al Qaeda en Argelia, Malí, Níger, Siria y Yemen, que han aceptado ser entrevistados para este artículo, cuentan un proceso similar en las negociaciones, que empezaba por un periodo obligado de silencio. Los mensajes de vídeo y las llamadas telefónicas eran infrecuentes. El silencio parecía pensado para aterrorizar a las familias de los cautivos, que, a su vez, presionaban a sus respectivos gobiernos. Al final, Mariasandra Mariani fue liberada, junto con dos rehenes españoles, a cambio de un rescate que, según un negociador que intervino en su caso, rondó los ocho millones.
La inmensa mayoría de los secuestros en nombre de Al Qaeda se han producido en África y, en los últimos tiempos, en Siria y Yemen. Estas regiones están a miles de kilómetros del mando central de la red terrorista, en Pakistán.
Sin embargo, grabaciones del grupo así como varias cartas confidenciales entre sus jefes indican que los altos mandos de la organización participan de forma directa en las negociaciones, y no faltan los reproches a sus lugartenientes en esos lugares por no cumplir instrucciones.
Los ingresos que aportan los rehenes han hecho que sean verdaderamente valiosos para el movimiento. En una carta enviada en 2012 a sus hermanos yihadistas en África, el hombre que había sido secretario personal de Bin Laden y hoy es número dos de Al Qaeda escribía que al menos la mitad de su presupuesto en Yemen procedía de los rescates.
Cuando Mariasandra Mariani cayó enferma de disentería en el desierto maliense, un médico yihadista le enchufó suero y la cuidó hasta devolverle la salud. A otra rehén francesa con cáncer le facilitaron medicinas específicas. Por el contrario, los rehenes de países que no pagan rescates afrontan un duro destino.
En 2009, unos secuestradores capturaron a cuatro turistas que regresaban a Níger después de asistir a un festival de música en Malí: una alemana, una pareja suiza y un británico, Edwin Dyer, de 61 años. El Gobierno británico dejó claro que no pagaría por la liberación de Dyer. Días después, Al Qaeda en el Magreb Islámico anunciaba su asesinato. “Parece que Gran Bretaña valora poco a sus ciudadanos”, apostillaba el comunicado.
Los suizos y la alemana capturados junto con Dyer fueron puestos en libertad después de que se pagara un rescate de unos ocho millones de euros, según uno de los negociadores suizos que ayudaron a obtener la liberación. Ese mismo año, el Parlamento suizo aprobó un presupuesto en el que “de pronto se había añadido una partida para la ayuda humanitaria a Malí”, dice el funcionario.
Los negociadores creen que los grupos de Al Qaeda tienen muy claro qué gobiernos pagan. De los 53 rehenes capturados por las franquicias de Al Qaeda en los últimos cinco años, la tercera parte son franceses. Y de países pequeños como Austria, España y Suiza, que no cuentan con grandes comunidades de expatriados en los países donde se producen los secuestros, procede más del 20% de las víctimas.
Por el contrario, solo se sabe de tres estadounidenses a los que han secuestrado Al Qaeda o sus filiales, un mero 5% del total. “Es evidente que Al Qaeda los selecciona en función de su nacionalidad”, dice Jean-Paul Rouiller, director del Centro de Entrenamiento y Análisis del Terrorismo de Ginebra. “Los rehenes son una inversión, y uno no invierte si no tiene cierta seguridad de que le va a ser rentable”.
Los países occidentales han firmado numerosos acuerdos para poner fin al pago de rescates, el último en una cumbre del G-8 de 2014, donde varios de los países europeos que más rescates han pagado se adhirieron a una declaración que acordaba eliminar esta práctica. Sin embargo, según los rehenes liberados este año y algunos negociadores veteranos, varios gobiernos de Europa —en particular Francia, España y Suiza— siguen siendo responsables de los mayores pagos, incluido un rescate de 30 millones de euros que se pagó en otoño del año pasado a cambio de la libertad de cuatro franceses retenidos en Malí.
Un asesor presidencial de Burkina Faso que ha intervenido en el rescate de varios occidentales secuestrados en el Sáhara describe la agresividad de los diplomáticos occidentales cuando le exigen la liberación de combatientes de Al Qaeda presos en cárceles locales para obtener a cambio la libertad de sus rehenes, una de las demandas adicionales que suelen hacer los captores. “No puede imaginarse la presión que ejerce Occidente sobre los países africanos”, dice. “Son ustedes, Occidente, quienes les dan vida. Son ustedes quienes les financian”.
El funcionario, que pide el anonimato por motivos de seguridad, explica que el emisario de los gobiernos europeos viaja con el dinero varios cientos de kilómetros desierto adentro, normalmente desde Uagadugu, la capital de Burkina Faso, o Niamey, en Níger.
Cuando el negociador y su chofer llegan al punto de encuentro, esperan hasta recibir en su teléfono por satélite un mensaje con un par de coordenadas de GPS. Conducen otras cinco o seis horas más hasta llegar a la nueva dirección y esperan al nuevo mensaje, que contiene otra serie de coordenadas. El proceso se repite como mínimo tres veces hasta que aparecen, por fin, los yihadistas.
Sentados sobre una manta, con las armas al lado, cuentan el dinero, explica el funcionario. Lo dividen en montones que envuelven en plástico y entierran en agujeros separados por cientos de kilómetros, un detalle que pudo deducir después de varios encuentros con la célula terrorista. Señalan la situación en su GPS, como hacen con sus coches y sus barriles de combustible enterrados.
Los gobiernos europeos declaran el dinero como ayuda al desarrollo o lo entregan a través de intermediarios, como el gigante nuclear francés Areva, una empresa controlada por el Estado que, según un negociador veterano, pagó 12,5 millones en 2011 y 30 millones en 2013 para liberar a cinco ciudadanos franceses. (Un portavoz de Areva ha negado en un correo electrónico que hayan pagado ningún rescate).
En Yemen, los intermediarios son Omán y Qatar, que han pagado en nombre de los gobiernos europeos más de 15 millones de euros por dos grupos de rehenes, según funcionarios europeos y yemeníes.
Después de casi un año en cautividad en el norte de Malí, en 2012, Mariasandra Mariani pensó que no sobreviviría. Explicó a su guardián que su familia, que cultivaba olivos en las colinas de Florencia, no tenía dinero, y que su gobierno se negaba a pagar rescates. El secuestrador la tranquilizó. “Vuestros gobiernos siempre dicen que no pagan”, dijo. “Cuando vuelvas, quiero que digas a tu gente que tu Gobierno sí paga. Siempre pagan”.
Con contribuciones de Robert F. WorthEric Schmitt y Sheelagh McNeill.
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia

La OMS reconoce que la contención del ébola requiere medidas excepcionales

La OMS reconoce que la contención del ébola requiere medidas excepcionales


El fracaso en contener el brote de ébola en Africa occidental y su propagación sin precedentes ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a lanzar hoy un plan de respuesta que requerirá de medidas excepcionales, un gran esfuerzo de información en las comunidades afectadas y financiación.

"No es de sentido común que las autoridades nacionales y la comunidad internacional permitan que el virus del ébola circule ampliamente por un largo periodo entre personas", advirtió hoy la directora general de la OMS, Margaret Chan, en Guinea Conakry, donde surgió el actual brote de la enfermedad, el más grave desde que se descubrió en 1976.

Permitir que el virus circule entre humanos por largo tiempo -explicó- puede derivar en mutaciones genéticas y en cambios que pueden hacerlo más resistente.

Casos de ébola -un total de 1.323 registrados por la OMS, de los que 729 han fallecido- se han detectado en Guinea Conakry, Liberia, Sierra Leona y Costa de Marfil, y ya ha habido un fallecimiento también en Nigeria.

La OMS ha constatado que la estrategia de contención puesta en marcha no ha sido suficientemente eficaz debido a creencias y prácticas locales que aceleran la expansión de la enfermedad, así como por la cantidad indeterminada de casos que se han mantenido escondidos.

Muchas personas que viven en áreas afectadas consideran que la medida de aislamiento del enfermo equivale a una "sentencia de muerte", por lo que prefieren mantenerlo en casa y buscar ayuda de sanadores, explicó Chan, según el discurso distribuido en Ginebra, sede de la OMS.

Por esto, la máxima responsable de la OMS -quien anunció que ha tomado personalmente las riendas del plan internacional de respuesta- dijo hoy frente a los presidentes de los países afectados que ha llegado el momento de medidas excepcionales.

Por primera vez, la OMS reconoció que los gobiernos de los países afectados por la epidemia pueden verse obligados a imponer restricciones a la circulación de personas o con relación a reuniones o eventos públicos.

Sierra Leona y Liberia se adelantaron al mensaje de la organización sanitaria: el primero ha enviado al Ejército a barrios en cuarentena, mientras que en Liberia se han cerrado las escuelas y los empleados públicos han recibido vacaciones forzadas.

Todo ello en un intento de romper la cadena de contagio de la enfermedad hemorrágica, que tiene un periodo de incubación muy variable -de dos hasta 21 días- y cuyos primeros síntomas pueden hacerla confundir con una gripe u otras patologías leves.

La gravedad se desarrolla con los días, con una altísima tasa de mortalidad, que puede llegar al 90 por ciento.

La OMS ha adelantado que, para que su plan de contención funcione, se debe enviar a varios cientos de trabajadores sanitarios a las zonas afectadas y se requerirá de material y equipos de protección en cantidades suficientes.

"Este trabajo es emocionalmente muy desgastador. Los empleados nacionales necesitan ser pagados", reclamó Chan.

Parte de la dificultad de detener la propagación del mal reside en la desconfianza y recelo que en muchas comunidades causan los sanitarios.

Por ello, Chan mencionó que es probable que las naciones afectadas deban recurrir a sus fuerzas policiales para garantizar la integridad de los equipos sanitarios.

"Los gobiernos pueden necesitar usar sus fuerzas policiales y de defensa civil para garantizar la seguridad de los equipos de respuesta. Algunos ya lo están haciendo", destacó, en referencia a Sierra Leona.

Liberia, donde han quedado por el momento prohibidas las reuniones públicas, está considerando también enviar a sus fuerzas de seguridad a las áreas donde ha surgido el ébola.

El virus del Ebola no se transmite por el aire, sino por contacto directo con la sangre o fluidos de una persona infectada o después de su muerte.

"Aparte de esta situación específica, el público en general no está en alto riesgo de infección", aseguró hoy Chan.

En el lanzamiento del plan de contención, la responsable anunció también que ha convocado al comité de emergencia de la OMS el próximo miércoles para que evalúe las implicaciones internacionales de este brote.
 
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