Raphael Bergoeing Economista Jefe, Banchile y Académico, CEA, Universidad de Chile.
Columna que publica hoy 1-02-2005, el diario La Segunda. Santiago de Chile.
Mala nota habrían obtenido en general los analistas - privados y públicos – al proyectar crecimiento e inflación durante los últimos años. Basta comparar las proyecciones hechas en enero con las cifras efectivas en diciembre para notar que ambas variables fueron sistemáticamente sub o sobre estimadas durante estos últimos años. El 2005, sin embargo, se ve menos incierto.
Actividad: ¿vacas gordas o sólo menos flacas?
El año 2004 terminó con cifras de actividad que superaron todas las proyecciones iniciales, incluso aquéllas realizadas hace sólo algunos meses. Los datos disponibles al tercer trimestre y los últimos valores del IMACEC sugieren que el producto interno bruto creció cerca de 5,8% el año pasado. Un histórico aumento en las exportaciones permitió que la economía chilena pasara de un 3,3% de crecimiento durante el 2003 a un 5% durante la primera mitad del 2004. El crecimiento aún mayor observado desde junio, se explica por lo ocurrido con los dos componentes principales de la demanda interna: consumo privado e inversión. Ambos estuvieron estancados durante los últimos 5 años pero mostraron, en el tercer trimestre, un dinamismo que aportó cerca de dos puntos adicionales de crecimiento.
Este año la mayoría de nuestros socios comerciales crecerá menos que el 2004, aunque todavía más que su promedio histórico. Por ejemplo, América Latina y Estados Unidos se expandirán cerca de 4% y Asia - excluyendo a Japón – superará el 6%. En este contexto, el producto de nuestros socios comerciales ponderado por su participación en nuestro comercio debería reducirse desde cerca de 4,5% a 3,5%, todavía medio punto más que durante los 90s. Así, el ajuste en la expansión de nuestras exportaciones netas exigirá una mayor contribución de la demanda interna para sostener la actual tasa de expansión. El escenario es positivo, sin embargo; incluso si suponemos un consumo privado e inversión creciendo a las tasas observadas durante el primer semestre del 2004, ambas muy inferiores a las actuales, nuestra economía crecería sobre 5% el 2005. La evolución reciente mostrada por el IMACEC, las importaciones de bienes de capital, y en menor medida la creación de empleo, sugieren que un crecimiento superior a 6% es absolutamente factible. Que esto ocurra dependerá de si el consumo y la inversión mantienen el dinamismo observado durante el tercer trimestre (la suma de ambos explica más de 80% del PIB). Que ello suceda, por su parte, depende en gran medida de las expectativas de los consumidores y productores, las que a su vez están condicionadas por cómo evolucione el empleo. Las últimas cifras son alentadoras pero el nivel de desempleo se mantiene alto y hay dudas con respecto a la capacidad de la economía chilena para recuperar en un plazo cercano niveles de empleo consistentes con un desempleo inferior al 7%. Sabemos por lo tanto que las vacas estarán menos flacas este año pero no sabemos si alcanzarán su peso ideal.
Precios: ¿inflación acabada o sólo rezagada?
Los precios - tipo de cambio, inflación y tasas de interés – evolucionarán afectados principalmente por lo que ocurra con la actividad. Por ejemplo, la mayoría de las medidas de tipo de cambio de equilibrio sugieren que, en la actualidad, un valor bajo 600 pesos es consistente con las proyecciones de crecimiento tendencial para nuestro país. El tipo de cambio real de las últimas décadas es en promedio cercano a 570 pesos y las expectativas en los mercados internacionales apuntan a una mayor devaluación del dólar, con la consiguiente presión para que el peso siga apreciándose durante los próximos meses. Sabemos, por lo tanto, que el tipo de cambio se mantendrá en promedio bajo los $600; cuánto más bajo, sin embargo, dependerá de cuánto más Chile crezca.
Finalmente, y con respecto a los precios internos, sabemos que con un nivel de actividad expandiéndose sostenidamente sobre 5%, el exceso de demanda interna sobre producto generará presiones inflacionarias. No sabemos, sin embargo, con qué rapidez esto ocurrirá ni cuán significativas éstas serán. La evidencia empírica chilena previa al periodo reciente de estancamiento sugiere que, más pronto que tarde, la inflación mensual anualizada se ubicará más cerca del techo del rango meta que del piso. Esto, si efectivamente ocurre, acelerará el proceso de normalización de la tasa de política monetaria, que hoy se estima en torno a 3,75% en diciembre del 2005.
Con todo, el rol de la autoridad monetaria es clave: un manejo correcto de la tasa de política permitirá que la inflación se mantenga acotada y facilitará que el crecimiento alcance su potencial. Un manejo equivocado llevará a que no sólo las vacas sino también la inflación y tasas tiendan al sobrepeso. El banco Central acaba de ajustar significativamente sus proyecciones de actividad al alza y de inflación a la baja. En diciembre veremos si este año la autoridad aprueba.
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