Así cubrió el diario El Clarín de Buenos Aires la visita del Secretario de la Defensa Donald Rumsfeld.
En una hora y cinco, más un paseo en auto blindado, el ministro de Defensa, José Pampuro, enlazó con su par de EE.UU., Donald Rumsfeld, los puntos esenciales para concretar antes de fin de año un protocolo de cooperación en producción para la Defensa.Ese fue el saldo más jugoso de la primera visita del jefe del Pentágono a Buenos Aires, quien recorrió la agenda bilateral y regional con la velocidad mental que lo mantiene hace cuatro años, dos invasiones y una reelección, en su puesto en la administración Bush.Argentina aspira tener listo para noviembre un acuerdo amplio que garantice fondos para financiar proyectos de producción propia en tecnología misilística, aeroespacial —en especial, satelital— de combustibles y equipamiento militar. La cuestión había sido lanzada por Néstor Kirchner, a poco de asumir, como una prioridad de su gestión.El análisis detallado sobre las áreas que cubriría se bordó en una reunión paralela y más larga que mantuvieron el director de Investigación e Ingeniería para la Defensa en el Pentágono, el ex astronauta Ronald M. Sega, y los titulares locales del INVAP y el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las FF.AA. (CITEFA).Aquí se integra también el Plan Nacional de Radarización, que fue tema tanto técnico como político (ver "Radares: buscan conciliar intereses" de la sección País). Las fuentes argentinas no quisieron precisar una cifra definida, que aún se negocia. Pero no se trata de beneficencia. Tal cooperación le permitiría a Washington un seguimiento estrecho —pero amigable— de la dirección que toman esas investigaciones y el destino de esos productos. Algo más relajado que espiar para vigilar.Argentina y Brasil ya cooperan en tecnología misilística y el desarrollo de combustibles sólidos para lanzadores satelitales. En el país también se trabaja en proyectos de punta para prolongar la vida útil de los satélites en órbita, la producción de agua pesada y simuladores "que van desde aquellos para tiro hasta los espaciales", comentó una alta fuente consultada.En su declaración oficial, Pampuro se había referido a la intención de detener la fuga de cerebros. "Nosotros somos pocos; por eso tenemos que esforzarnos para ser los mejores", lo apuró en la intimidad a Rumsfeld cuando éste ofreció un elogio.La génesis de esta cooperación quizás esté en las primeras decisiones del Gobierno actual, de elevar los presupuestos —de todos modos modestos— de las empresas vinculadas a la producción para la Defensa. Fueron los propios norteamericanos los que se acercaron inquietos por cooperar. Desde julio del año pasado hay una oficina "ad hoc" instalada en el piso 13 del Edificio Libertador.
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