Ratifica al juez de Tampa (Florida) James Wittemore quien se negó a ordenar que le reconecten a la paciente la sonda de alimentación. Ambas decisiones se dan en medio de las presiones, explícitas o implícitas, del presidente George W. Bush, el Congreso y una gran parte de la sociedad. Dos de los tres jueces del tribunal, en Atlanta, Georgia, acordaron negar la solicitud, que pidió reinsertar provisionalmente la sonda alimenticia a Terri Schiavo mientras estudian el recurso de los padres de la mujer, Bob y Mary Schindler. Los magistrados alegaron que el recurso de los Schindler contra la orden de un tribunal del estado de Florida de retirar la sonda carecía de "argumentos substanciosos para que prospere a base de los méritos".
El tercer juez federal de apelación discrepó con el argumento de que la opinión de la mayoría "frustra la voluntad del Congreso", que aprobó una ley específicamente para permitir que el caso pasase desde los tribunales del estado de Florida hasta los federales. El Congreso interrumpió sus vacaciones de Semana Santa para aprobar la madrugada del lunes la ley especial, firmada casi inmediatamente por Bush, quien había regresado a Washington desde su rancho en Texas con este fin. Los padres de Terri Schiavo no tardaron en aprovechar esta ley para presentar la misma madrugada del lunes un recurso, junto a la solicitud de la reinserción provisional de la sonda, ante el tribunal federal de distrito en Tampa. Tras la negativa del juez Wittemore, ayer, martes, acudieron inmediatamente al tribunal de apelación en Atlanta, advirtiendo que la vida de su hija se apaga poco a poco y que si no hay una pronta decisión "todo será inútil".
A través de sus abogados, los Schindler indicaron que el tubo debe ser reconectado "de inmediato por la simple razón de que puede morir en cualquier momento. Si eso ocurre, la apelación será un ejercicio inútil". "Por favor, señores, por amor de Dios. Les ruego. No dejen que mi hija muera de sed", había clamado Mary Schindler al llegar el martes a la clínica donde se encuentra Terri Schiavo, en el estado de Florida. Los médicos han señalado que la mujer de 41 años morirá de inanición en una o dos semanas si no recibe alimentos y líquidos. El caso ha desatado una tormenta política que enfrenta a quienes buscan prolongar su vida y quienes afirman que se le debe dejar morir dignamente. Ese enfrentamiento se escenificó en los alrededores y en el mismo tribunal donde se estudiaba el problema. Empleados de la corte indicaron que los servicios telefónicos estaban a punto de colapsar debido a centenares de llamadas de personas que piden la reinserción de la sonda o de quienes se oponen. Antes de anunciarse la decisión esta madrugada, hacia las 02.00 hora local (07.00 GMT), el edificio del tribunal federal de Apelaciones del Circuito 11 estaba rodeado de automóviles policiales, camiones de la televisión y manifestantes que desafiaban la lluvia y cubrían su boca con una cinta roja en la que se leía la palabra "LIFE" (vida). Pero en el otro extremo de la calle, sobre un muro, había un cartel que pedía: "dejen que Terri muera con dignidad". Michael Schiavo, esposo de la mujer y quien ha pedido la desconexión desde hace siete años, también presentó una moción ante el tribunal en Atlanta con el argumento de que ya no se puede hacer nada para sacarla de su estado vegetativo. Señaló que la "restitución de vida artificial, aunque sea de manera temporal, violaría" los deseos de Terri, sus derechos y los dictámenes legales anteriores.
Según algunos críticos, la intervención del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo en un tema judicial estuvo dirigida a asegurar el respaldo de los sectores más conservadores del país.
Pero si verdaderamente existió esa intención, ésta no parece haber caído bien en la mayoría de los estadounidenses, según revelaron dos encuestas.
Un sondeo realizado por la cadena de televisión ABC señaló que alrededor de dos tercios de los consultados estaban convencidos de que los políticos están más preocupados por usar el caso con fines políticos que por mantener a Terri Schiavo con vida. Otra consulta, hecha por el diario "USA Today" y la cadena de televisión CNN, señaló que casi seis de cada diez encuestados dijeron pensar que la sonda debe permanecer desconectada. Terri Schiavo sufrió daños cerebrales irreparables en 1990 cuando su corazón dejó de latir por algunos momentos debido, según los médicos, a un desequilibrio químico causado por un trastorno dietético.
El tercer juez federal de apelación discrepó con el argumento de que la opinión de la mayoría "frustra la voluntad del Congreso", que aprobó una ley específicamente para permitir que el caso pasase desde los tribunales del estado de Florida hasta los federales. El Congreso interrumpió sus vacaciones de Semana Santa para aprobar la madrugada del lunes la ley especial, firmada casi inmediatamente por Bush, quien había regresado a Washington desde su rancho en Texas con este fin. Los padres de Terri Schiavo no tardaron en aprovechar esta ley para presentar la misma madrugada del lunes un recurso, junto a la solicitud de la reinserción provisional de la sonda, ante el tribunal federal de distrito en Tampa. Tras la negativa del juez Wittemore, ayer, martes, acudieron inmediatamente al tribunal de apelación en Atlanta, advirtiendo que la vida de su hija se apaga poco a poco y que si no hay una pronta decisión "todo será inútil".
A través de sus abogados, los Schindler indicaron que el tubo debe ser reconectado "de inmediato por la simple razón de que puede morir en cualquier momento. Si eso ocurre, la apelación será un ejercicio inútil". "Por favor, señores, por amor de Dios. Les ruego. No dejen que mi hija muera de sed", había clamado Mary Schindler al llegar el martes a la clínica donde se encuentra Terri Schiavo, en el estado de Florida. Los médicos han señalado que la mujer de 41 años morirá de inanición en una o dos semanas si no recibe alimentos y líquidos. El caso ha desatado una tormenta política que enfrenta a quienes buscan prolongar su vida y quienes afirman que se le debe dejar morir dignamente. Ese enfrentamiento se escenificó en los alrededores y en el mismo tribunal donde se estudiaba el problema. Empleados de la corte indicaron que los servicios telefónicos estaban a punto de colapsar debido a centenares de llamadas de personas que piden la reinserción de la sonda o de quienes se oponen. Antes de anunciarse la decisión esta madrugada, hacia las 02.00 hora local (07.00 GMT), el edificio del tribunal federal de Apelaciones del Circuito 11 estaba rodeado de automóviles policiales, camiones de la televisión y manifestantes que desafiaban la lluvia y cubrían su boca con una cinta roja en la que se leía la palabra "LIFE" (vida). Pero en el otro extremo de la calle, sobre un muro, había un cartel que pedía: "dejen que Terri muera con dignidad". Michael Schiavo, esposo de la mujer y quien ha pedido la desconexión desde hace siete años, también presentó una moción ante el tribunal en Atlanta con el argumento de que ya no se puede hacer nada para sacarla de su estado vegetativo. Señaló que la "restitución de vida artificial, aunque sea de manera temporal, violaría" los deseos de Terri, sus derechos y los dictámenes legales anteriores.
Según algunos críticos, la intervención del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo en un tema judicial estuvo dirigida a asegurar el respaldo de los sectores más conservadores del país.
Pero si verdaderamente existió esa intención, ésta no parece haber caído bien en la mayoría de los estadounidenses, según revelaron dos encuestas.
Un sondeo realizado por la cadena de televisión ABC señaló que alrededor de dos tercios de los consultados estaban convencidos de que los políticos están más preocupados por usar el caso con fines políticos que por mantener a Terri Schiavo con vida. Otra consulta, hecha por el diario "USA Today" y la cadena de televisión CNN, señaló que casi seis de cada diez encuestados dijeron pensar que la sonda debe permanecer desconectada. Terri Schiavo sufrió daños cerebrales irreparables en 1990 cuando su corazón dejó de latir por algunos momentos debido, según los médicos, a un desequilibrio químico causado por un trastorno dietético.
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