sábado, marzo 26, 2005

FUTBOL: Madres de estrellas brasileñas en la mira de secuestradores

Rogério Régis puso en guardia a sus parientes en vano. Durante la noche del 21 al 22 de marzo, la madre del mediocampista brasileño del Sporting Portugal fue secuestrada brevemente en su país. Fue liberada el jueves 24 de marzo por la policía. Fue la cuarta vez, en cuatro meses, que un rapto ocurría en la familia de un jugador de fútbol talentoso y rico del estado de Sao Paulo. En cada ocasión, los secuestros afectaron a las madres, como si quisieran atacar el alma de estos chicos en lo más hondo. Para facilitar la tarea de los investigadores y los posibles contactos con los captores, Rogério Régis anunció que no hablaría sobre el asunto. El 11 de marzo, la madre de Luis Fabiano, el goleador brasileño del Oporto, corrió la misma suerte. En febrero, la madre de Grafite, el delantero de Sao Paulo, fue retenida durante un día antes de ser liberada por una operación policial dirigida a localizar a los malhechores. El 17 de diciembre de 2004, la mamá de Robinho, mediocampista ofensivo del Santos de Sao Paulo, de 20 años y disputado por los grandes clubes europeos, fue liberada sana y salva tras 40 días de cautiverio. Dicen los medios de comunicación que se pagó un rescate. Muy afectado, el joven jugador, llamado el "nuevo Pelé", había renunciado a jugar durante todo el periodo de retención de su madre. Los secuestros de parientes de jugadores de fútbol, habituales en Argentina en los últimos años, suscitan una gran conmoción en Brasil. La violencia sigue aquí sus propias reglas: es menos glorioso tomarla con un deportista que con un empresario. Y todavía lo es menos si el atleta puede reivindicar una historia familiar tan emotiva como la de Robinho.
Considerado como el valor en ascenso más seguro del país, su madre, natural del miserable Nordeste, fue confiada a los 12 años a una familia del sur instalada en Sao Paulo a miles de kilómetros de son lugar de nacimiento. Un año más tarde fue "adoptada" por otra familia.
Sin guardar el contacto con sus orígenes desde entonces, esta mujer de 40 años se reencontró recientemente con su padre por medio de la televisión brasileña. Sin recursos, sin acceso a los medios de comunicación, el hombre no sabía nada de su nieto ni de su éxito. La idolatría del público por las jóvenes estrellas del fútbol, provenientes mayoritariamente de las capas más modestas de la población, y la parte de sueño que provocan en los jóvenes les había elevado hasta ahora a la categoría de iconos intocables. Pero la cuantía de los posibles rescates que pueden sacarles al ir contra sus parientes más vulnerables parece haber terminado con esta frágil protección.

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