ANUNCIO DE MUERTE DEL PAPA

El propio Juan Pablo II ha expresado su deseo de morir en sus aposentos en el Vaticano, por lo que no ha sido llevado al hospital pese a la gravedad de su estado. A pesar de ello, rodeando la cama del moribundo es previsible que estén, además de sus médicos, el Secretario de Estado, Angelo Sodano, el camarlengo, Martínez Somalo, el Vicario de Roma, Camilo Ruini, el arzobispo Leonardo Sandri y el secretario privado del Papa, el obispo Stanislaw Dziwisz.


La muerte debe ser certificada por un médico, pero quien tendrá verdadero protagonismo en esos minutos será el riojano Eduardo Martínez Somalo. El camarlengo debe colocarse frente al cuerpo y llamarle tres veces por su nombre de pila para asegurarse de que no responde y efectivamente está muerto. Mientras le llama, debe golpearle tres veces en la frente con un pequeño martillo de plata, tras lo que el Secretario de Estado, Angelo Sodano, debe exclamar solemnemente: "El Papa ha muerto".

Luego, Somalo debe utilizar el mismo martillo para romper el pescatorio, el anillo que simboliza la autorida papal. Todos sus efectos personales serán retirados de sus habitaciones y la residencia será sellada hasta que llegue un nuevo ocupante.

A continuación, el vicario de Roma, Camilo Ruini, comparecerá en la televisión pública italiana para anunciar oficialmente la muerte del Papa. Mientras, y aunque la noticia probablemente ya haya dado la vuelta al planeta, la Santa Sede enviará a todos los miembros del Colegio Cardenalicio un telegrama convocándoles al cónclave. En la última ocasión, el texto rezaba: "El Papa ha muerto, ven de inmediato".