viernes, abril 29, 2005

El Gobierno Argentina intervino para evitar más cortes de GNC

El Gobierno intervino directamente ayer para garantizarles el suministro de gas a todas las estaciones de servicio expendedoras de gas natural comprimido (GNC), varias de las cuales habían sufrido, en los últimos días, cortes como consecuencia del alto consumo domiciliario provocado por el frío. El ente regulador, actualmente intervenido por el Poder Ejecutivo, instó, mediante una carta dirigida a las distribuidoras, a proveer una reserva mínima del producto a las estaciones. Esa reserva, según dispuso la Secretaría de Energía, debe ser considerada como "firme" -en lugar de "interrumpible", una categoría que está expuesta al racionamiento en los casos de escasez del fluido- y está basada en el consumo histórico que tiene cada estación. El GNC continúa en el centro de los inconvenientes por la crisis energética. Días pasados, estaciones de servicio de Córdoba, Mar del Plata, Miramar y Mendoza tuvieron interrupciones. Aunque en todos los casos se trató de servicios interrumpibles, la medida es significativa por una razón: no hay en estos momentos, para las estaciones, posibilidades de obtener otro contrato que no sea interrumpible. En Córdoba, además, se las instó a bajar, en el futuro, sus consumos a la mitad. Las distribuidoras justificaron los cortes con un solo argumento: falta el gas. A todos estos problemas se le sumará una tercera preocupación para el invierno próximo: los dueños de las estaciones temen que la liberación del precio del gas en boca de pozo, prevista para agosto, duplique sus costos. Si eso ocurriera, dicen, sería inevitable un aumento en el surtidor. Lo explican sin vueltas: con ese costo, el gas para los autos podría valer desde agosto un peso el metro cúbico, casi el doble de su precio actual. En el Gobierno confían en que nada de eso pasará. De cualquier modo, el escenario cambiará significativamente para las estaciones de GNC en agosto. Entre otras razones, porque se prevé que empiecen a comprarles gas directamente a las compañías productoras, lo que las expondría a los mencionados precios libres. En la actualidad, en cambio, son clientes de las distribuidoras. Así, mientras en las estaciones temen que se les empiece a vender el gas a un precio más del doble del actual (sería en el futuro a 2,30 dólares el millón de BTU frente a 1 dólar que se pagará en julio), en las productoras todavía no abren la boca, y en el Gobierno definen ese incremento como disparatado. "No tiene por qué costar más caro", aclaró un funcionario. Posible prórroga La cuestión fue ya conversada entre los empresarios y la Secretaría de Energía. En esas reuniones se ha deslizado una idea que no conforma del todo a quienes viven del GNC: prorrogar por 30 días la liberación del precio del gas en boca de pozo. En septiembre, razonan en el Gobierno, las condiciones climáticas no serán tan rigurosas. Se espera, además, que para entonces haya aumentado la disponibilidad de gas en todo el país, tras las ampliaciones en los gasoductos del norte y el sur. La llegada del frío ha provocado también restricciones para las usinas eléctricas, que han visto recortarse un tercio del suministro habitual. En este caso, aunque las operaciones se encarecen significativamente, no hay peligro de interrupciones de electricidad porque pueden funcionar con combustibles líquidos. De hecho, un despacho de fuel oil suministrado por Repsol YPF les permitirá funcionar por 15 días, mientras esperan que lleguen, como el año pasado, los buques con combustible venezolano.

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