martes, abril 19, 2005

¿Poqué se queman las papeletas en el Cónclave?

Muchos se preguntan por qué –y esa misma pregunta se la hicieron los electores de todas las épocas– y es que conservarlas –por ser papeletas firmadas– permitiría descubrir quién votó por quién y acarrear –humanamente– problemas no deseados. En esto se pensó desde el año 1215 en el Cuarto Concilio Lateranense y, en la destrucción mediante el fuego, en el Concilio de Basilea en el año 1436. Con esas papeletas se queman igualmente las anotaciones y los apuntes que eventualmente pudieran haberse tomado. Ese será el fuego –ayudado con paja húmeda o con paja seca según sea el caso– que produzca humo negro o el esperado humo blanco que anuncie el éxito en la elección y disponga a la cristiandad a escuchar el anuncio de una alegría que nace y un nuevo desafío que surge.

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