Los desafíos que le vienen al nuevo Presidente de Bolivia en el análisis de Libardo Buitrago: Detener el conflicto. Calmar los encendidos reclamos de la calle. Ofrecer un Acuerdo Nacional, sobre la base de incorporar una amplia mesa de diálogo y negociación que sirva de catalizador de las demandas del pueblo de Bolivia. Devolver la legitimidad del poder ejecutivo. Trabajar con el Congreso y las fuerzas vivas de la nación. En una línea, gobernar en un proceso de transición para generar la confianza de los bolivianos en sus gobernantes. Eduardo Rodríguez se convirtió en el 3 presidente en 2 años. No viene de la desgastada clase política tradicional. No tiene compromisos partidistas que le aten las manos. Por lo tanto, su gestión tiene que estar orientada a recomponer el tejido social del país. Debe con urgencia apagar las hogueras de los odios, frenar una lucha de clases que se instaló en las calles, debe ponerse por sobre los intereses particulares, y orientar la república, por el camino de la reconciliación nacional. Para ello, deberá llamar a unas elecciones anticipadas, que renueve los poderes ejecutivo y legislativo, que perdieron toda legitimidad ante la sociedad por la ceguera, los oídos sordos, la ausencia de una mirada de futuro, el bajo nivel de compromiso con el país, la lejanía de una visión de estado, que develó en toda su magnitud a un clase política que con su proceder por acción y omisión fracturó la Nación que se encuentra ahora, en medio de una rebelión indígena y campesina que paralizó al país, obligando a renunciar por segunda vez a Carlos Mesa y a convocar elecciones anticipadas de manos de un nuevo presidente.
Pocas veces, también, se había manifestado tan claramente el enfrentamiento de las dos Bolivia, la de los siete millones de indígenas y campesinos pobres del altiplano y la de los dos millones de prósperos pobladores de las tierras bajas. La manzana de la discordia es el control de las enormes reservas de hidrocarburos, que sectores exigen nacionalizar. La redistribución de esas riquezas y un nuevo programa social ayudarán a evitar que Bolivia se vaya al despeñadero institucional.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario