martes, junio 07, 2005

Lula anuncia que castigará a los responsables de corrupción

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, rompió hoy el silencio ante las corruptelas que sacuden a su país en los últimos días y aseguró que "cortará su propia carne" si es necesario para castigar a todos los culpables. Al inaugurar el IV Foro Global de Combate a la Corrupción, que organizan en Brasilia distintos organismos internacionales, Lula no eludió comentar los escándalos denunciados en Brasil en las últimas tres semanas y afirmó que llevará las investigaciones "hasta las últimas consecuencias", sin "proteger a nadie". Afirmó que tiene "una biografía" que cuidar así como que luchó a brazo partido contra la corrupción y una dictadura durante su vida pública, y dijo que ahora, como presidente, le toca afrontar aún con más fuerza ese combate. Reiteró, como han dicho varios de sus ministros, que la acción de su gobierno contra las irregularidades puede haber aumentado entre los brasileños la percepción de que la corrupción campea, pero afirmó que eso sucede porque ahora hay un combate real contra el delito. En las últimas semanas, un ministro, el presidente del Banco Central y el propio Partido de los Trabajadores (PT), fundado por Lula y en el gobierno, fueron blanco de graves denuncias.
En ese sentido, el presidente afirmó que no condenará a nadie por anticipado pero que tampoco dejará de respaldar las investigaciones necesarias para castigar a los culpables, porque "es hora de acabar de una vez con la impunidad". "Cortaremos la propia carne", repitió, dando a entender que si es necesario castigar a alguien de su partido o de su gobierno no le temblará la mano. Dijo que su gobierno tampoco pondrá ningún obstáculo a toda averiguación que decida abrir el Congreso y aseguró que "aquí no están en juego parlamentarios ni políticos, sino que está en juego la vida nacional". "Este momento exige de todos nosotros la máxima transparencia", declaró el presidente, quien se mostró convencido de que "el país saldrá más favorecido de esta coyuntura". Lula admitió que las instituciones brasileñas "deben ser reformadas" y que el país precisa de "una reforma política" para "hacer de la corrupción un triste recuerdo que nunca volverá". Dijo además que en sus viajes al exterior ha comprobado que la corrupción "parece una enfermedad que perjudica a aquellos que más precisan del Estado" y reiteró su compromiso ético con los más pobres de Brasil. "Mientras los países pobres no resolvamos el problema de la corrupción no nos transformaremos en países desarrollados y nuestros pueblos no alcanzarán las condiciones mínimas de ciudadanía que todo ser humano merece", concluyó

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