De esta manera viene el editorial del dairio La Razón en Bolivia, sobre la renuncia del Presidente Carlos Mesa:
El presidente Carlos Mesa ha renunciado finalmente a su mandato. Su dimisión se produce cuando la Iglesia Católica desarrollaba —y entendemos que hoy más que nunca debe continuar en esa misión— un importantísimo esfuerzo por encontrar una salida a la profunda crisis boliviana en el marco de un amplio diálogo. Se va Carlos Mesa empujado por sectores empresariales, pero también por una intransigente dirigencia política radical, sindical y vecinal que había decidido no dejar respirar más a su gestión y a La Paz y El Alto. Pudo ser el gran Presidente de este tiempo, pero no tuvo la suerte de contar con las condiciones políticas necesarias a su favor, y le tocó enfrentar una feroz e irracional arremetida ideológica que maneja a su antojo las organizaciones populares. Carlos Mesa cometió demasiados errores en ese afán de tratar de hacer las cosas bien; de intentar ser el gestor de lo que él creyó que quería y pedía la gente; de querer convertir la ingenuidad política en la virtud de una nueva actitud política. Y si bien dadas las actuales circunstancias su salida resulta conveniente para una pronta solución al estado de confrontación, no se puede ocultar la constatación de que su renuncia es también un nuevo fracaso de la democracia y un nuevo triunfo de la intolerancia, el cerco, el bloqueo y la violencia.
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