jueves, julio 28, 2005

METÁSTASIS Y CÁNCER DE MAMA

Desde que la revista 'Nature' dio ayer a conocer los últimos resultados sobre las metástasis del cáncer de mama, un campo en el que el doctor Joan Massagué lleva varios años trabajando, este catalán afincado en EEUU no ha parado de conceder entrevistas y atender a los medios españoles. La publicación de sus conclusiones le ha pillado en Santander, donde ha asistido a uno de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Desde allí, el director del Programa de Biología Celular del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York (EEUU) ha charlado con 'elmundo.es'. "El plazo para disponer de aplicaciones clínicas derivadas de estos hallazgos ya no son los dichosos 15 años que teníamos que esperar antes", comenta Massagué. Aunque no ha querido dar una fecha concreta, admite que no habrá que esperar mucho hasta que sus trabajos permitan luchar contra las metástasis pulmonares que ocasionan la mayor parte de las muertes por cáncer de mama en la actualidad. ¿Dos o tres años? "El tiempo lo dirá". La ventaja, reconoce, es que actualmente ya existen en el mercado fármacos capaces de actuar contra algunos de los genes descritos por su equipo y que resultan ser clave en el proceso por el que las células cancerosas abandonan el tumor primario y viajan hasta los pulmones: "Éste es tiempo que tenemos ganado". Siguiendo con la mirada puesta en el futuro, Massagué va enumerando algunas de las cosas que quedan aún por hacer para afinar estas conclusiones. "Nosotros hemos marcado la pauta, pero habrá que seguir perfeccionando estos descubrimientos". Entre otras, queda por determinar si el paquete de genes descritos en esta ocasión -"apenas una docena y media", dice- son también importantes en el desarrollo de metástasis pulmonares provocadas por cánceres distintos al de mama. "Con este estudio", apunta, "no sólo hemos demostrado la presencia de genes concretos en las metástasis de un órgano concreto, sino que hemos verificado que esto sucede en ratones y en tumores reales". Seguir afinando
A su juicio, el hecho de que el hallazgo esté ya validado clínicamente le da un valor altísimo, aunque admite que habrá que seguir trabajando: "Nosotros confirmamos nuestras observaciones sólo en 80 mujeres, ahora harán falta 800. Necesitaremos además investigadores distintos, más centros participantes, pacientes procedentes de otros centros...". En cualquier caso, reconoce, "es sorprendente lo lejos que hemos llegado con las células de una sola paciente". Sorpresa es también la reacción que manifiesta para explicar por qué se han descubierto tan pocos genes en común entre las metástasis óseas y las pulmonares: "Esperábamos más, la verdad". En ese futuro que espera a médicos y pacientes, asegura, jugará un papel fundamental la tecnología. Concretamente serán los chips de ADN los que permitirán leer esos genes predictivos capaces de identificar a las mujeres con una enfermedad más agresiva, con más probabilidades de desarrollar metástasis en uno u otro órgano, a las que tendrán mejor respuesta ante una terapia concreta etc. "Serán análisis un poco más complejos que los que actualmente se utilizan para las mutaciones del BRCA1 y 2, en tanto que estamos hablando de paquetes de genes", explica, "pero eso ya no es un problema con las actuales técnicas. Esos chips se van a convirtiendo en libros cada vez más abiertos".

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