domingo, octubre 23, 2005

El Amazonas enfrenta la peor sequía en 40 años

SED. UN NIÑO ESPERA LA ENTREGA DE AGUA EN LA ALDEA DE MEMBECA.
TERRONES RESECOS. EL CAUCE DEL LAGO MANAQUIRI, UNO DE LOS MAS GRANDES DE LA CUENCA DEL RIO AMAZONAS, LUCE HOY COMO UN PARAMO YERMO. (FOTOS: EMILIANA MIGUELEZ)
Delante de la iglesia, contenidos y en silencio, los pobladores de Aracaí esperan el helicóptero. Es una de las comunidades que quedó aislada en la selva del Amazonas el día que los ríos y lagos de la región se secaron. La tremenda sequía que dejó canoas y casas flotantes enterradas en el barro empezó hace cinco meses, pero recién el lunes pasado las aeronaves del Ejército brasileño descendieron en las islas para distribuir bolsas de alimentos. Casi medio millón de personas los esperaban con la mirada ansiosa y lengua reseca. Como Aracaí, hay cientos de comunidades del estado de Amazonas en las que el hambre aprieta. Es por culpa de la peor sequía que recuerdan los ribereños. Los viejos y memoriosos dicen que no se ha visto nada igual desde hace 40 años. Los dos grandes ríos de la región, el Solimoes y el Negro, que forman el Amazonas a la altura de Manaos, perdieron anchura y profundidad: hoy están entre 10 y 12 metros por debajo de su nivel medio. Al navegar el Solimoes, que en las buenas épocas alcanza los 10 kilómetros entre sus márgenes, se asiste a un espectáculo inusual: una interminable vértebra de dunas cortan el río por la mitad, coronadas por árboles secos y poblados por urubúes, un ave que se alimenta de carroña.

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