Yo no puedo permitir que se dé un doble juego como ocurrió con Menem y Cavallo. La dirección del Gobierno debe ser una sola", decía ayer el presidente Néstor Kirchner, distendido, pocas horas después de pedirle la renuncia a Roberto Lavagna como ministro de Economía. Atrás había quedado un fin de semana intenso, cuando no sólo decidió relevarlo sino adelantar para el lunes el anuncio de los cambios obligados de los tres ministros que serán legisladores y así poder incluir en el paquete la remoción de Lavagna. En la cabeza de Kirchner Lavagna empezó a dejar de ser ministro el viernes y la decisión terminó de madurar el sábado. Kirchner acumulaba cargos contra Lavagna desde hacía mucho tiempo. Por ejemplo, solía adjudicarle operaciones contra el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, ante quien, además, Lavagna se resistía a reportarse como lo hacen los demás ministros. Pero el volumen del desencuentro comenzó a subir durante la campaña electoral. La prescindencia de Lavagna era tomada por Kirchner como una postura a favor del duhaldismo. Y llegó a sospechar que el ministro aportó recursos para la campaña del rival. "A lo mejor apostaba a que ganáramos por muy poco y así él podía proyectarse políticamente", conjetura aún hoy el Presidente. Pasadas las elecciones comenzaron las discrepancias más de fondo en materia económica. Kirchner se negaba a algunas recetas ortodoxas que proponía el ministro para menguar los índices de inflación. Y la semana pasada todo estalló. Lavagna denunció la cartelización de precios de la construcción para la obra pública. Un tiro directo a De Vido, quien ya había parado obras por esa razón, un detalle no menor que Lavagna omitió y, según Kirchner, intencionalmente. Después Kirchner acusó a Coto de cartelizar con otros supermercados. Al día siguiente Lavagna fue a IDEA desafiando la voluntad de Kirchner. Aun así el Presidente esperaba que el ministro aclarara lo que había dicho sobre la construcción y lo respaldara respecto a los supermercados. Nada de eso hizo. "Ahí dije basta. Fue él quien me trajo lo de Coto y la información de la cartelización de los supermercados. No lo denunció ante el tribunal de defensa de la competencia. Y cuando salgo a hablar yo, él se calla", repasaba ayer Kirchner ante sus íntimos.Por eso cuando ayer a las 11 Lavagna llegó al despacho de Kirchner con carpetas en sus manos y listo para trabajar, el Presidente lo detuvo con el pedido de renuncia. Lavagna se sorprendió. Kirchner argumentó los roces mencionados y le adicionó la necesidad de un cambio para una nueva etapa económica del país. "Al final nos despedimos con cordialidad", contó Kirchner.Felisa Miceli, quien trabajó diez años cerca de Lavagna, fue preavisada de su futura nueva función el domingo y ayer Kirchner se lo comunicó. Cuando salió Lavagna del despacho presidencial, entró ella. Pero no se cruzaron. Kirchner dice que la vio emocionada pero muy segura ante el nuevo desafío. Allí hablaron un poco de los nombres que podrían acompañarla y de los temas centrales de su gestión: FMI, inflación y redistribución del ingreso. Tanto Jorge Taiana, futuro canciller en lugar de Rafael Bielsa, como Juan Carlos Nadalich, reemplazante de Alicia Kirchner en Desarrollo Social, sabían desde días antes su próximo destino. En cambio fue sorprendida Nilda Garré cuando el domingo a la noche el jefe de Gabinete la llamó a Caracas para anticiparle que Kirchner iba a nombrarla ministra de Defensa. Kirchner asegura que los tres nombres los decidió en los cinco días de retiro que pasó en El Calafate a principios de mes. "Con estos nuevos ministros quiero mostrar claramente el rumbo que tendrá mi gobierno en estos dos años: son cuatro dirigentes de fuerte perfil progresista", dice Kirchner sentado en un sillón de la Jefatura de Gabinete, apenas terminado un acto en la Casa Rosada. Comenta con tranquilidad que ni el dólar subió mucho ni la Bolsa bajó tanto, teniendo en cuenta que acababan de desplazar a un ministro de Economía. Y cuenta que estos días terminará de armar los nuevos equipos en los cuatro ministerios y que antes del 10 de diciembre designará al nuevo subsecretario general (el candidato es Florencio Randazzo) en lugar de Carlos Kunkel, que asume como diputado. Lo contrario de Sergio Massa, que difícilmente vaya a dejar la ANSeS por la banca que ganó en octubre.En el medio de tantas decisiones mañana se verá con Lula, quien ya le dio media palabra para que Chacho Alvarez reemplace a Eduardo Duhalde en el Mercosur. "Chacho es un hombre valioso que hay que rescatar", sentencia Kirchner antes de levantarse y dar por terminado un día movido.
Fuente: diario El Clarín de Buenos Aires.
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