¿ LULA Y SU MINISTRO DE HACIENDA ESTAN ENFRENTADOS?

EN EL CONGRESO. EL MINISTRO DE HACIENDA, ANTONIO PALOCCI, AYER, ANTE UNA COMISION PARLAMENTARIA EN BRASILIA. (Foto: AP) AP

La posible renuncia del ministro de Hacienda Antonio Palocci reapareció ayer con fuerza en el escenario político brasileño. Las versiones de su salida se vieron fortalecidas por la mañana, cuando el funcionario declaró, ante una comisión parlamentaria, que su futuro está en manos del presidente Lula da Silva. "No puedo responder si me quedo o no; sólo el presidente puede dar esa respuesta", sentenció ante los congresistas. Los parlamentarios no ocultaron su ansiedad ante la intensa ola de rumores que a esas horas ya lo daban como "renunciado". Otras versiones daban como seguro el reemplazo del ministro por el senador Alozio Mercadante, un economista del PT que lidera el bloque oficialista en la Cámara alta. Anoche, en un breve contacto con los medios periodísticos, el presidente brasileño subrayó que "Palocci está más firme que nunca" en el cargo. Es la segunda vez en menos de una semana que el presidente de Brasil debe salir a confirmar la permanencia de su ministro de Hacienda. Sin embargo, la prensa informó que lunes por la noche, en un encuentro con Palocci, éste habría condicionado su continuidad en el gabinete a una definición contundente de Lula a favor de un fuerte ajuste fiscal. En esa cita, Palocci parece que exigió "todo el poder" para decidir sobre el rumbo de la política económica. También le habría reclamado a su jefe el fin de lo que en Brasilia se denomina "fuego amigo", en alusión a los disparos contra él efectuados por algunos de sus colegas de gabinete. El ministro se refirió específicamente a la jefa de la Casa Civil, Dilma Rousseff, que los últimos días criticó abiertamente en dos oportunidades la estrechez de miras en el paquete de más ajuste propuesto por Palocci. Para Rousseff las iniciativas del ministro de Hacienda por un mayor sacrificio fiscal son demasiado "primitivas". Palocci insiste en cambio en que es indispensable ampliar la meta de superávit para pagar los intereses de la deuda. Considera que un "ahorro" de 4,25% del producto bruto interno es "insuficiente" y pretende elevar ese nivel a por lo menos 5% al terminar el año. Lula, por su parte, no pretende grandes cambios en el plan económico aplicado desde que asumió la presidencia, en enero de 2003. Pero concuerda con su ministra Dilma en la necesidad de abrir más los cofres públicos. Así, autorizó a los ministerios a apurarse en la ejecución de sus presupuestos hasta fin de año. En otros términos, los convocó a gastar más dinero. En el tire y afloje entre Lula y Palocci entrarían uno 9.000 millones de dólares, según datos de la prensa brasileña. De esa cifra descomunal, se podría llegar a gastar 4.500 millones. Ayer, Palocci declaró en el Congreso que está dispuesto a colaborar con Lula "hasta el momento en que él considere que soy útil al país". Pero también enfatizó que es indispensable mantener el equilibrio económico porque "los desequilibrios nunca favorecieron los programas sociales ni el crecimiento de los ingresos de la población". Defendió el establecimiento de un compromiso fiscal de largo plazo, con metas responsables. Palocci dijo que el modelo de responsabilidad fiscal y control de la inflación es el mejor disponible: "Estoy fuertemente vinculado al proyecto que hago: me voy a dedicar integralmente a él". Admitió que es necesario estar abierto a nuevos mecanismos de desarrollo, pero reiteró que la "cuestión fiscal, cambiaria y monetaria son básicas". Recordó que Brasil ya probó sin éxito otros modelos. "El país no puede tener crisis en todas las elecciones. Brasil no conseguirá resistir si todas las elecciones fueran escenario para una crisis". Dicen que el mayor temor del ministro de Hacienda es que el "desarrollismo" de sus colegas de gabinete pueda dar una mala impresión a los mercados en el sentido de que el gobierno busca cambiar la austeridad por un desborde de gastos electoralistas.