El ex presidente iraquí en la vista. (Foto: REUTERS)
El juicio a Sadam Husein y siete de sus ayudantes por el asesinato de 143 chiítas en Duyail en 1982 se ha reanudado tras cinco semanas de interrupción. El ex presidente iraquí ha denunciado que los guardias le han confiscado sus papeles. "¿Cómo se supone que voy a defenderme?", protestó. La defensa volverá a pedir un aplazamiento de tres meses. El ex presidente iraquí llegó ocho minutos tarde a la vista, algo sobre lo que el juez Rizgar Mohammed Amin le pidió explicaciones. Sadam Husein se quejó entonces de que el ascensor no funcionaba, por lo que tuvo que subir cuatro pisos por las escaleras. Además, protestó por estar esposado. "No pueden esposar a un defensor", argumentó. Además, denunció que los guardias le quitaron los documentos que portaba. "¿Por qué confiscan los papeles y el bolígrafo que necesito? ¿Cómo se supone que voy a defenderme?", reclamó. Vestido a la manera occidental, el ex presidente entró en la sala con un libro del Corán bajo el brazo y antes de sentarse dijo en voz alta: "Paz para la gente de paz". Dos de sus ayudantes se levantaron cuando entró. El juez Rizgar Mohammed Amin trató de calmar al ex presidente iraquí prometiéndole contar sus quejas a la policía, a lo que éste respondió que no quería que el magistrado les contase nada, sino que les "ordenase", pues "ellos son invasores y tu autoridad es superior". El juicio se celebra en la amurallada "zona verde", en el centro de Bagdad, y es transmitido por televisión con 30 minutos de retardo.
Tensión originada por el proceso
El juicio está marcado por el asesinato de abogados de la defensa, el intento de matar al juez que dirige la investigación y las amenazas a algunos de los testigos. Según anunció la policía, este sábado se produjo la detención en Kirkuk de ocho personas que pensaban atentar contra Raed Juhi, el magistrado encargado de la investigación sobre la matanza de chiítas. Los activistas portaban un documento firmado por el que fuera 'número dos' del régimen de Sadam, Izat al Duri —cuya muerte anunció recientemente el partido Baas—, donde les ordenaba que asesinaran al juez. La suspensión de la causa es algo más que probable, dado que el país se encuentra ya en plena euforia electoral ante la cercanía de las legislativas del 15 de diciembre. El proceso fue pospuesto tres horas después de su inauguración, el pasado 19 de octubre, con el fin de dar a la defensa más tiempo para prepararse. En esa jornada, la única celebrada hasta el momento, el depuesto dictador se mostró desafiante y cuestionó la legitimidad del tribunal que lo juzga. Su equipo de abogados podría necesitar aún tiempo para discutir su estrategia después de que a última hora anunciaran su incorporación dos observadores internacionales, el ex secretario de Justicia de EEUU Ramsey Clark y el ex ministro de Justicia de Qatar Nayib al Nauimi.
Críticas al proceso
Éste es el primero de una larga serie de procesos a los que se tendrá que enfrentar la cúpula del anterior régimen de Irak. Sadam Husein, de 68 años, ostentó el poder absoluto en Irak desde 1979, cuando desplazó al entonces anciano presidente Ahmed Hasan al Bakr, y fue depuesto por las tropas de la coalición liderada por EEUU en marzo de 2003. En diciembre de ese año fue capturado por la fuerzas de EEUU. Estaba escondido en un zulo oculto en una granja cerca de Tikrit, su localidad natal. Tras su captura, el ex presidente iraquí pasó a un lugar secreto, donde comenzaron los primeros interrogatorios. Ahora, casi dos años después, lo juzga la justicia de su país, representada en un Tribunal Especial que se creó tras su captura. Los encargados del mismo se han preparado para ello durante 18 meses en Reino Unido. Sin embargo, el juicio no está exento de polémica, ya que los jueces no gozan de credibilidad entre abogados iraquíes y diversos grupos de derechos humanos, como Human Rights Watch, que cuestionan su imparcialidad y expresan sus dudas por que el proceso se adapte a los parámetros internacionales. Está previsto que Husein afronte cerca de una decena de juicios por presuntos crímenes cometidos por su régimen, incluyendo el ataque con gases contra kurdos en Halabja y la brutal represión de un levantamiento chiíta en el sur en 1991. El proceso contra Sadam es el segundo que se efectúa en Irak contra un ex presidente iraquí, ya que en 1963 compareció ante un juicio similar el también derrocado presidente iraquí Abdel Karim Kasem, que fue condenado a muerte por un tribunal revolucionario en la sede de la Radio y la Televisión.
Tensión originada por el proceso
El juicio está marcado por el asesinato de abogados de la defensa, el intento de matar al juez que dirige la investigación y las amenazas a algunos de los testigos. Según anunció la policía, este sábado se produjo la detención en Kirkuk de ocho personas que pensaban atentar contra Raed Juhi, el magistrado encargado de la investigación sobre la matanza de chiítas. Los activistas portaban un documento firmado por el que fuera 'número dos' del régimen de Sadam, Izat al Duri —cuya muerte anunció recientemente el partido Baas—, donde les ordenaba que asesinaran al juez. La suspensión de la causa es algo más que probable, dado que el país se encuentra ya en plena euforia electoral ante la cercanía de las legislativas del 15 de diciembre. El proceso fue pospuesto tres horas después de su inauguración, el pasado 19 de octubre, con el fin de dar a la defensa más tiempo para prepararse. En esa jornada, la única celebrada hasta el momento, el depuesto dictador se mostró desafiante y cuestionó la legitimidad del tribunal que lo juzga. Su equipo de abogados podría necesitar aún tiempo para discutir su estrategia después de que a última hora anunciaran su incorporación dos observadores internacionales, el ex secretario de Justicia de EEUU Ramsey Clark y el ex ministro de Justicia de Qatar Nayib al Nauimi.
Críticas al proceso
Éste es el primero de una larga serie de procesos a los que se tendrá que enfrentar la cúpula del anterior régimen de Irak. Sadam Husein, de 68 años, ostentó el poder absoluto en Irak desde 1979, cuando desplazó al entonces anciano presidente Ahmed Hasan al Bakr, y fue depuesto por las tropas de la coalición liderada por EEUU en marzo de 2003. En diciembre de ese año fue capturado por la fuerzas de EEUU. Estaba escondido en un zulo oculto en una granja cerca de Tikrit, su localidad natal. Tras su captura, el ex presidente iraquí pasó a un lugar secreto, donde comenzaron los primeros interrogatorios. Ahora, casi dos años después, lo juzga la justicia de su país, representada en un Tribunal Especial que se creó tras su captura. Los encargados del mismo se han preparado para ello durante 18 meses en Reino Unido. Sin embargo, el juicio no está exento de polémica, ya que los jueces no gozan de credibilidad entre abogados iraquíes y diversos grupos de derechos humanos, como Human Rights Watch, que cuestionan su imparcialidad y expresan sus dudas por que el proceso se adapte a los parámetros internacionales. Está previsto que Husein afronte cerca de una decena de juicios por presuntos crímenes cometidos por su régimen, incluyendo el ataque con gases contra kurdos en Halabja y la brutal represión de un levantamiento chiíta en el sur en 1991. El proceso contra Sadam es el segundo que se efectúa en Irak contra un ex presidente iraquí, ya que en 1963 compareció ante un juicio similar el también derrocado presidente iraquí Abdel Karim Kasem, que fue condenado a muerte por un tribunal revolucionario en la sede de la Radio y la Televisión.
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