He estado siguiendo con mucho interés el proyecto de uso pedagógico de los blogs por parte de alumnos del 6° año básico y 2° medio del profesor de lenguaje Benedicto González del Colegio Alexander Fleming.
Hay muchas lecciones que extraer de esta innovadora experiencia.
La primera y más importante es esta: ¡se puede! Basta para comprobarlo visitar los blogs creados por los alumnos del profesor González.
¿Quién diría que al hacerlo está ingresando a una sala de clase? ¿Y quien podría no ver que, en el futuro próximo, las salas de clases, como ya ocurre en otras partes del mundo, tomarán también la forma de los blogs y se prolongarán más allá de los límites físicos del aula y la escuela?
Una segunda lección es que si la actividad, como en este caso ocurre, está bien diseñada e integrada a las labores de la escuela, ella conduce directamente hacia la obtención de los objetivos curriculares. No es una distracción ni un experimento lateral, desvinculado del aprendizaje fundamental de los alumnos. Aquí, mediante el uso de los blogs, lo que se busca es desarrollar las competencias comunicativas de los alumnos y la interacción entre ellos y el profesor a través del uso de las nuevas posibilidades que crean las tecnologías de redes digitales.
De hecho, entre las competencias fundamentales que debe desarrollar la escuela, según sostienen los expertos, se hallan en primer lugar las competencias de uso interactivo del lenguaje, los símbolos y los textos; el uso interactivo del conocimiento y la información, y el uso interactivo de las tecnologías.
Esto es, precisamente, lo que está ocurriendo en el 6° año básico y en el 2° medio del Colegio Alexander Fleming. Y es, también, lo que busca producir el currículo nacional en el área de lengua castellana y comunicación, como indica el profesor Benedicto González en una de sus reflexiones sobre lo que llama una pedablogía.
Cita allí el Programa de Estudios de Lengua Castellana y Comunicación de I Año Medio cuyos objetivos son:
a) Comprender los procesos de comunicación centrados principalmente en el intercambio de información y en la interacción entre pares.
b) Comprender y valorar discursos y textos informativos de uso frecuente.
c) Reconocer, en las situaciones comunicativas y en los mensajes, los factores y elementos que influyen en la eficacia de la comunicación y utilizarlos adecuadamente".
d) Comprender los diferentes tipos de mensajes y las funciones fundamentales de los medios masivos de comunicación social.
Y concluye que estos cuatro objetivos “pueden ser perfectamente trabajados a partir del uso de los blogs en el aula”.
Una tercera lección que extraigo de mi observación de esta experiencia innovativa es que ella, al igual que cualquiera otra innovación, genera nuevos problemas. Benedicto González señala algunos. Los alumnos usaron el lenguaje abreviado típico de los mensajes de texto, chat y Messenger; amparados en el anonimato, contestaron algunas groserías; usaron el área de comentarios para hacerse bromas entre ellos, olvidándose que se encontraban en un espacio ajeno.
Estos problemas tienen la virtud de genera nuevas posibilidades para el aprendizaje. Por ejemplo, cómo comportarse en la comunicación, cómo respetar los espacios ajenos, cómo exponer asuntos privados en la esfera pública, etc. Es decir, un aprendizaje lleva a nuevas situaciones que, a su turno, exigen nuevos aprendizajes.
Pero, ¿acaso no es esto lo que esperamos de todo proceso auténtico de aprendizaje?
Se trata, en efecto, no sólo de aprender a interactuar comunicativamente sino, al mismo tiempo, de aprender a resolver los problemas que las situaciones de comunicación generan, cuyas dimensiones pueden ser éticas, de uso apropiado del lenguaje, de manejo de conflictos, de control de las propias pasiones, de aceptación de los otros, etc.
Por mi parte, como observador externo, puedo formularme otras preguntas. Por ejemplo: ¿será posible integrar de una manera más generalizada los blogs a los procesos de aprendizaje de los alumnos?
Pues uno puede perfectamente imaginar que aquello que en otro lenguaje se llama aprendizaje por proyecto o mediante el uso de portafolios, podría tomar la forma de blogs que los alumnos crean y desarrollar a lo largo del año escolar, con uso transversal en varios sectores de aprendizaje.
Claro, esto exigiría una enorme disciplina de parte de los alumnos, para sostener este esfuerzo, y una fuerte dedicación de tiempo y energía de los profesores para integrar esos esfuerzos dentro de su propia planificación de clases.
No parece algo descabellado. De hecho, se estaría abordando así otro aspecto esencial de la tarea formativa de la escuela; cual es, el desarrollo de actitudes y comportamientos de esfuerzo disciplinado de parte de los alumnos, una de las bases --sin duda-- para luego poder aprender autónomamente a lo largo de la vida.
Los que mantenemos un blog sabemos muy bien la cantidad de esfuerzo, tiempo y energía que esto requiere. Pero, al mismo tiempo, sabemos que a través de este proceso aprendemos a emprender, a gestionar un proyecto, a comunicarlo, a estar atentos a los demás, a encontrar asuntos de interés y compartirlos, etc. Es decir, la sola actividad de diseño, puesta en práctica y sostenimiento de un blog es, en sí, una enorme tarea de aprendizaje en varios niveles y con diferentes dimensiones.
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