viernes, diciembre 02, 2005

Con las manos atadas en el gas

Es una paradoja de ribetes suicidas que Bolivia, siendo un país de tan escaso desarrollo, no esté aprovechando todas las potencialidades que tiene con sus reservas de gas natural. Las causas de ello son la inestabilidad política y social, los intentos de nacionalizar los hidrocarburos, la inseguridad jurídica y el ahuyentamiento de las inversiones. Entretanto, el consumo de gas natural en la región crece a un ritmo de entre siete y ocho por ciento, principalmente en Argentina, Brasil y Chile. Pese a este creciente mercado, Bolivia —que posee las segundas reservas de este energético en el Cono Sur— está atada de manos para poder aumentar sus exportaciones actuales y futuras. Sucede que en el país se paralizó virtualmente la actividad exploratoria y productiva de hidrocarburos, con lo que sus actuales niveles de producción quedaron atascados en los 35 millones de metros cúbicos por día. Si Brasil pidiera que Bolivia cumpla con la exportación diaria de 30 mmcd, no podría hacerlo. Actualmente esta exportación está entre los 24 y 27 mmcd. De haberse mantenido la actividad hidrocarburífera tal como estaba en los años precedentes a la actual crisis, lo primero que hubiera ocurrido es que habrían aumentado notablemente las reservas, que ahora son de 48 trillones de pies cúbicos de gas, 3,6 menos que hace un año. Así, el país habría quedado habilitado para subir la exportación al Brasil e incluso incrementarla casi al doble, de acuerdo con los nuevos requerimientos de la demanda en ese país. Asimismo, hace meses que se hubiera comprometido con Argentina no sólo a venderle 7,5 millones de metros cúbicos para su consumo actual, sino de proveerle otros 20 millones de metros cúbicos diarios para el gasoducto que alimentará de gas a sus provincias del norte. Se habla mucho de industrializar el gas, para darle el valor agregado que permita mayores beneficios. Nadie rechaza la idea, más bien todos coinciden en ella. Empero, es necesario que cuando se pretende industrializar el gas se tome en cuenta que para esto es indispensable producir mucho gas y de ahí sólo se puede captar entre el 4 y el 6% de los componentes licuables (propano y etano), que son la materia prima para industrializar el gas. Como quiera que el mercado nacional no podría absorber esa crecida cantidad de producción, es incontrastable que el gas seco tiene que ser exportado. Mientras Bolivia desaprovecha estas oportunidades, en la región se teme una inminente crisis energética el 2006, como dijo el último informe de la semana de La Razón. Sin embargo, debido a la caída de la inversión, técnicamente Bolivia no puede asegurar la provisión de gas más allá de los límites de su actual producción. Las empresas petroleras que operan en el país han desviado la inversión destinada a Bolivia. Petrobras anunció sus nuevos planes de inversión hasta el 2010, que ascenderá a 7.100 millones de dólares, buena parte de la cual irá a la Argentina, Venezuela y México. Repsol-YPF hará otro tanto en Perú y Venezuela. De esta forma, las inversiones realizadas en Bolivia quedan en la marginalidad. En el primer semestre de este año se redujeron a 62,5 millones, 40% menos que en el 2004, cuando las reducciones empezaron ya. En el mejor de los casos, reactivar la exploración y producción de hidrocarburos demandará varios años.

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