sábado, diciembre 24, 2005

Los océanos pierden al año el 3% de los arrecifes de coral, bosques manglares y praderas submarinas


En el sureste asiático ha desaparecido el 90% de los manglares.
La creciente presión sobre los ecosistemas marinos de todo el planeta está provocando una crisis de la biodiversidad de dimensiones globales, que se refleja en una pérdida de hábitats de gran valor ecológico. Entre los más dañados están los bosques de manglares, cuya superficie se reduce a un ritmo de un 3% anual, o los arrecifes de coral, las marismas y las praderas submarinas. Carlos Duarte, investigador del instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados y uno de los mayores expertos en biodiversidad marina, señaló en una conferencia en Valencia organizada por la Fundación BBVA que las consecuencias de esta degradación del fondo marino, "más allá de la esquilmación de los recursos del planeta en tan sólo dos generaciones, supondrá una pérdida de funciones y servicios para la sociedad". Para los expertos, estos ecosistemas están perdiendo su capacidad de protección de la línea de costa frente a temporales y eventos extremos, lo que agrava sus daños. La prueba está en la mayor pérdida de vidas humanas en zonas afectadas por el tsunami del 26 de diciembre, donde se habían destruido bosques de manglar, o el aumento de los daños causados por el huracán Katrina, derivados de la pérdida de marismas en el delta del río Misisipí. A nivel local, los efectos se han dejado ver también en la aparición de plagas de medusas en diferentes lugares del planeta, o la aparición de zonas muertas por hipoxia en las costas del mundo. Según los expertos, las causas de esta crisis global de la biodiversidad marina radican en múltiples factores, que se retroalimentan a nivel local y global, y que incluyen la presión pesquera -utilizando a menudo técnicas altamente destructivas- la ocupación de la línea de costa por urbanizaciones, el deterioro de la calidad del agua por la aportación masiva de fangos, nitrógeno y contaminantes, la introducción accidental de especies invasoras o el calentamiento global, que 'acidiza' el océano por el aumento del CO2 atmosférico.


Los arrecifes de coral son otro de los hábitats en peligro.

En sus 1.400 millones de kilómetros cúbicos de agua y 370 millones de kilómetros cuadrados de extensión de los océanos del planeta se pueden encontrar bosques, desiertos, montañas, volcanes, minerales, bacterias, algas, plantas superiores, mamíferos, peces, reptiles, aves, crustáceos, moluscos y un sinfín de formas de vida, muchas aún totalmente desconocidas. Y muchas de ellos están en peligro. Uno de los ecosistemas más afectados es el de los bosques de manglares, cuya superficie se ha reducido desde mediados del siglo XX a un ritmo de un 3% anual. En algunas regiones del planeta, especialmente en el sureste asiático, se ha perdido hasta el 90% de estos bosques submarinos. Los manglares son bosques de plantas leñosas que se caracterizan por su habilidad para crecer y prosperar a lo largo de litorales protegidos de las mareas. Poseen múltiples valores ecológicos, entre ellos la producción de hojarasca, detritos y compuestos orgánicos solubles que son aprovechados por gran cantidad de organismos que conforman complejas redes alimentarias, constituyendo de esta manera el hábitat de una variada fauna residente y migratoria. Además, mantienen la producción pesquera y desempeñan otros papeles importantes en lo que se refiere a valores sociales y económicos. Pero no son los únicos ecosistemas marinos en peligro. En el caso de arrecifes de coral, marismas y praderas submarinas, su extensión global se está reduciendo a un ritmo de entre un 2 y un 3% anual, cifra que se incrementa hasta el 5% en el caso de las praderas submarinas de las costas mediterráneas de España.

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