domingo, enero 29, 2006

El 'subcomandante' Marcos busca un lugar en la foto

El diario El País de España publica hoy un interesante artículo en torno a la mediática figura del Subcomandante Marcos que -en un año electoral- comienza una larga gira por México para transmitir sus ideas:

Un protagonista inesperado ha irrumpido en la campaña electoral mexicana dispuesto a arañar presencia mediática a los cinco candidatos a presidente de la República. No va en busca de votos -en realidad no cree en las elecciones- y pretende mucho más que un cambio de Gobierno. Durante seis meses recorrerá México para difundir su propuesta: poner en pie un gran movimiento político, al margen de los partidos, para transformar el país de arriba abajo. Es un viejo conocido de los mexicanos. En enero 1994 encabezó la revuelta de los indígenas zapatistas en el abandonado Estado de Chiapas. Enfundado en su capucha, el subcomandante Marcos ha vuelto a escena con el apodo de Delegado Zero. Es el actor principal de la otra campaña, a la que muchos temen pues no saben aún cuál será su influencia en el debate, si Marcos logrará despertar su movimiento y extenderlo por el país o la gira será la prueba de su defunción.

El líder rebelde estuvo esta semana en tierras de Tabasco, donde coincidió con Roberto Madrazo, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI). La caravana zapatista llegó a Villahermosa, donde fue vitoreada por unos instantes por los seguidores madrazistas, que creían saludar a su candidato al ver a dos patrullas policiales al frente del convoy. Cuando repararon en la presencia del encapuchado, los aplausos se transformaron en abucheos.

Marcos no pasa desapercibido en su peculiar campaña, a pesar de que la agenda de actos no suele conocerse hasta el último momento. Es capaz de despistar a los periodistas que le siguen y al mismo tiempo cuida sus apariciones en lugares de indudable impacto noticioso. Después de un mes, tres medios nacionales (Notimex, Milenio y La Jornada) mantienen a sus enviados especiales; los demás los envían y retiran sin atreverse a tomar una decisión definitiva, nutriéndose siempre de sus corresponsales locales. Después de un mes, la atención mediática no ha caído: Marcos es portada en todos diarios de las localidades que visita.

El jueves acudió a la prisión de Tacotalpa, donde cumplen condena dos presos zapatistas. Algunos de los presentes se preguntaban si Marcos podría ingresar en el centro penitenciario sin quitarse la capucha y sin entregar un documento de identidad, como es preceptivo en cualquier reclusorio. Por más insólito que parezca el líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que declaró la guerra al Estado y que oficialmente no ha depuesto las armas, entró en la cárcel encapuchado, sin mostrar identificación alguna y pudo conversar por espacio de media hora con los dos internos.

Clemente Rivera, director de Seguridad Pública del municipio de Tacotalpa, reconoció haber recibido instrucciones del alcalde y éste "de más arriba" para no poner reparos a la visita. El caso resume la actitud de los poderes públicos mexicanos respecto al líder zapatista en plena campaña electoral: vista gorda a las acciones de "la otra campaña", total libertad de movimientos por el territorio nacional y presencia ostensible de agentes de inteligencia en los actos del Delegado Zero.

Los candidatos presidenciales que son blanco de las críticas de Marcos, especialmente el priísta Madrazo y Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática, evitan la réplica. "Él está en su campaña y yo en la mía", se limitó a comentar el candidato del PRI cuando se le preguntó por la última andanada de Marcos que le acusó de vinculaciones con el narcotráfico.

En la comunidad indígena Francisco Madero, en plena selva tabasqueña, el líder zapatista escucha durante horas una lista interminable de reclamaciones. Un orador recuerda el deplorable estado de la carretera; otro expone que su comunidad no tiene centro de salud; otro se refiere a la precariedad de la vivienda, y así, sucesivamente desfilan los problemas de la vida cotidiana de estos pobladores. "A ver si nos echa una mano, señor comandante", dice una voz.

Pero no todo son reclamos. "Estoy desorientado", dice un campesino indígena chol. "Le pregunto al comandante por qué tantos años de silencio. ¿Qué ha pasado con el movimiento zapatista? No sabemos cuáles son sus propuestas". Finalmente, habla Marcos. Utiliza un estilo didáctico y se remonta a los orígenes del EZLN y al levantamiento de 1994 para explicar las causas y los objetivos de su lucha. Habla como si impartiera una clase, todo muy clarito y comprensible. El movimiento zapatista no puede quedar aislado en Chiapas, dice, tiene que salir y unirse a otros grupos políticos y sociales de todo México.

Diego Osorno, enviado del diario Milenio, a la campaña de Marcos, hace el siguiente balance del primer mes: "Después de recorrer los Estados del sureste, Chiapas, Yucatán, Campeche, Quintana Roo y Tabasco, he visto cómo Marcos se propone crear focos de insurrección a partir de la radicalización de las movilizaciones y acciones de resistencia civil". Son colectivos desengañados de los partidos políticos, con causas bien específicas como la negativa a pagar el aumento de la luz, la defensa de una propiedad rural, las quejas de los damnificados del huracán Stan, o los campesinos de Palenque que han tomado tierras. En todos ellos está el caldo de cultivo de Marcos. ¿Asistimos a los últimos coletazos del EZLN o empieza el resurgimiento de la organización zapatista? "Yo también me hago esta pregunta y por esta razón estoy aquí cubriendo la otra campaña de Marcos", dice Osorno.

Fuente: El País, España.

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