Se va Alan Greenspan, el líder financiero mundial más poderoso

Muchos consideran que con la partida de Alan Greenspan hoy, Washington pierde uno de sus mejores monumentos. Y en efecto, en los 18 años que presidió la Reserva Federal, Greenspan supo ganarse el respeto y la admiración no sólo de gran parte de la comunidad financiera estadounidense sino también de la comunidad financiera internacional.

En la última reunión que presidirá hoy por la mañana, Greenspan anunciará una nueva suba de las tasas de interés y pronunciará un pequeño discurso de despedida que, según dicen, será muy emotivo. Sus seguidores están convencidos que en ese momento el "maestro" pasara a la historia como el mejor presidente de la Reserva Federal que ha tenido EE.UU. El propio Bush ya lo calificó de "leyenda".

No todos están de acuerdo. Sus críticos dicen que al asumir el cargo, su sucesor Ben Bernanke heredará de Greenspan una situación financiera y económica de Estados Unidos llena de interrogantes y de incertidumbres. Ben Bernanke se enfrenta con un déficit comercial récord que amenaza con derrumbar al dólar y una gran deuda pública y privada.

"Greenspan ha tenido políticas muy exitosas, bajo su supervisión tuvieron lugar las dos expansiones más largas de la historia económica de Estados Unidos", dijo a Clarín William Kline del Instituto de Finanzas Internacionales de Washington. El balance que hace Kline sobre la gestión de Greenspan es muy positivo pero reconoce que con esas política el "gurú" preferido de los banqueros de Wall Street no pudo evitar ni la caída de las "punto.com" a fines del 90 ni ahora, más recientemente, la burbuja inmobiliaria y de Wall Street.

Lyle Gramley, un ex director de la Reserva Federal, dijo por su parte a Clarín que Greenspan tiene que compartir su éxito con su antecesor Paul Volcker, quien fue en realidad quien logró terminar con la inflación de dos dígitos de la década de los 70, y fundamentalmente durante el gobierno de Jimmy Carter.

Greenspan reemplazó a Volcker en 1987, durante el gobierno de Ronald Reagan.

"Uno de los éxitos de Greenspan fue reconocer a fines de la década del 90 que menos empleo no conduce necesariamente a la inflación. El fue el primero en ver la nueva economía, el cambio tecnológico el aumento que eso implicó en la productividad", dijo a Clarín Kline.

"El se transformó en el economista que sabía más sobre la anatomía de la economía, sus huesos y sus músculos que cualquier otro", dijo Robert Kavesh, un profesor de la Universidad de Nueva York que conoce a Greenspan desde que estudiaban juntos en el colegio.

Según Alan Binder y Ricardo Reis de la Universidad de Princeton, Greenspan se ha caracterizado durante todos estos años por la flexibilidad; el escepticismo sobre la precisión de los modelos económicos y los pronósticos; un enfoque hacia la toma de decisiones políticas muy discrecional y los cambios en las tasas muy pequeños para evitar los errores. Hay que agregar una gran cuota de encanto personal y de facilidad para hacer declaraciones muy inteligentes sin necesidad de decir nada concreto.

Pero, los economistas más progresistas como Ravi Batra de la Universidad Metodista del Sur, consideran que Greenspan apoyo políticas que favorecieron más a los ricos que a los pobres. En su libro "El fraude de Greenspan" Batra afirma que el presidente de la Fed se opuso a aumentar el salario mínimo en 1999, y luego apoyó el recorte de impuestos que propuso el gobierno de George Bush. "La bendición de Greenspan fue clave para que el paquete de recortes fuese aprobado por el Congreso", dijo Batra a Clarín.

Muy dedicado a su trabajo, con una gran necesidad de estar siempre bien actualizado, Greenspan está aprendiendo ahora a navegar en Internet. Está totalmente decido a seguir trabajando, pero no tendrá la infraestructura que tenía hasta ahora, explicó su esposa, la periodista Andrea Mitchels, 20 años menor.

En su agenda tiene previsto trabajar para la compañía Washington Speakers Bureau, que también tiene en su nómina al ex presidente de EE.UU. Bill Clinton. La empresa confirmó a Clarín que cobrará por sus conferencias montos de seis cifras.

Fuente: Clarín, Argentina.